Cada día leo muchos autores en internet, me llegan por diferentes blogs, redes sociales, paginas, e-books y libros de papel… algunos impulsivos, otros tímidos, noveles y experimentados… cuando llegó a mis manos un párrafo de unos de los libros de Julia, mi invitada de hoy, no solo sentí que su texto llegaba una escritora madura sino que su manejo de la pluma era de un dominio y de un refinamiento total. Además, me sentí identificada, y como no… si describe un lugar por donde he paseado muchas veces y por donde disfrute olores, sabores e imágenes como las expuestas por esta escritora que cuenta con mi admiración y respeto.
Copio el párrafo en cuestión y les presento, con júbilo, a Julia Villares Anllo, una escritora española de gran valía. Mónica Ivulich.
Copio el párrafo en cuestión y les presento, con júbilo, a Julia Villares Anllo, una escritora española de gran valía. Mónica Ivulich.
“Una mirada a Las ramblas de Barcelona, del libro " No le hables mal de mí al niño"
... Entré en un restaurante de Las Ramblas y pedí el menú. Desde mi mesa veía gente cruzándose con otra gente, unos subiendo y otros bajando; piernas tejiendo tijeras con sus pasos al cruzarse; brazos doblados con paquetes, brazos pendulares; gente seria, gente alegre, gente blanca, gente negra, gente de no sabía qué raza o país. Gente. Gente mirando una estatua viviente o un payaso con lágrimas de purpurina. Gente contemplando los gladiolos y las azaleas o ajustando el precio de un pájaro cantor. Gente que, seguramente, era libre como yo, y gente que viviría como yo había estado viviendo. Algo debían de tener Las Ramblas para que tanta gente, tan diversa gente, se moviera por su lecho o se sentara frente a un caricaturista para llevarse sus rasgos en una cartulina, convertida en recuerdo de su paso por allí. Gente. Gente atraída por Las Ramblas.” J. V. A.
... Entré en un restaurante de Las Ramblas y pedí el menú. Desde mi mesa veía gente cruzándose con otra gente, unos subiendo y otros bajando; piernas tejiendo tijeras con sus pasos al cruzarse; brazos doblados con paquetes, brazos pendulares; gente seria, gente alegre, gente blanca, gente negra, gente de no sabía qué raza o país. Gente. Gente mirando una estatua viviente o un payaso con lágrimas de purpurina. Gente contemplando los gladiolos y las azaleas o ajustando el precio de un pájaro cantor. Gente que, seguramente, era libre como yo, y gente que viviría como yo había estado viviendo. Algo debían de tener Las Ramblas para que tanta gente, tan diversa gente, se moviera por su lecho o se sentara frente a un caricaturista para llevarse sus rasgos en una cartulina, convertida en recuerdo de su paso por allí. Gente. Gente atraída por Las Ramblas.” J. V. A.
BIOGRAFIA
Julia Villares Anllo nació en diciembre de 1945 en una pequeña aldea de Villalba, Lugo (España)- A los dieciocho años emigró a Barcelona. Trabajó en una fábrica textil, primero como tejedora y después como administrativa.
Cursó Bachillerato nocturno y, posteriormente, Asistente Social que años después convalidó por Trabajo Social.
En Febrero de 2011 publicó su primera novela “No le hables mal de mí al niño”, de la cual se escribieron varias reseñas muy positivas, con Éride Ediciones
En marzo de 2013, publicó “Vidas marcadas”, un libro de relatos. También con reseñas positivas y comentarios favorables de los lectores.
Editado por VdeB, un sello editorial del GRUPO ÉRIDE.
Cursó Bachillerato nocturno y, posteriormente, Asistente Social que años después convalidó por Trabajo Social.
En Febrero de 2011 publicó su primera novela “No le hables mal de mí al niño”, de la cual se escribieron varias reseñas muy positivas, con Éride Ediciones
En marzo de 2013, publicó “Vidas marcadas”, un libro de relatos. También con reseñas positivas y comentarios favorables de los lectores.
Editado por VdeB, un sello editorial del GRUPO ÉRIDE.
Sinopsis de “No le hables mal de mí al niño” Novela:
"Maribel García es una niña alegre y vital, hija de emigrantes que construyen su casa al pie de una montaña. Sus travesuras acaparan la atención de cuantos la rodean, desde que es capaz demo verse.
Todos le ríen las gracias hasta que, cumplidos los dieciséis, ella ya no se conforma con los juegos infantiles: quiere descubrir el amor. Su vecino Carlos, bastante mayor que ella, es el elegido. Así pasan de situaciones incómodas para Carlos a encuentros furtivos que los padres no sospechan. Un embarazo temprano precipita la boda.
Al llegar a la veintena, empieza a ansiar la libertad, a querer descubrir sensaciones nuevas. A partir de aquí, se desencadenan situaciones inesperadas que la llevan a divorciarse de Carlos. Después, dilucida si el intenso amor que siente por la nueva conquista es, o no es, recíproco. Todo desarrollado con acción, diálogo y reflexión entre el humor y el drama.
Todos le ríen las gracias hasta que, cumplidos los dieciséis, ella ya no se conforma con los juegos infantiles: quiere descubrir el amor. Su vecino Carlos, bastante mayor que ella, es el elegido. Así pasan de situaciones incómodas para Carlos a encuentros furtivos que los padres no sospechan. Un embarazo temprano precipita la boda.
Al llegar a la veintena, empieza a ansiar la libertad, a querer descubrir sensaciones nuevas. A partir de aquí, se desencadenan situaciones inesperadas que la llevan a divorciarse de Carlos. Después, dilucida si el intenso amor que siente por la nueva conquista es, o no es, recíproco. Todo desarrollado con acción, diálogo y reflexión entre el humor y el drama.
Fragmento de “No le hables mal de mí al niño”:
Ni por lo más remoto hubiera pensado entonces que me vería como me veo, ni que iba a aceptar la lentitud con la vivo. Cuando salí del hospital, después de una larga estancia, inicié un nuevo periplo: un coche de minusválidos me recogía en casa y me llevaba al centro de rehabilitación. Allí pasé muchas horas entre piscina y fisioterapeutas. En algún momento les conté cosas de mi infancia, de cuando jugaba en el jardín que separaba mi casa de la de Carlos. Entonces ellos quisieron animarme a pintar, querían que recrease mis recuerdos en un lienzo. Podría hacerlo, podría pintar un cuadro con las flores que recuerdo. O más de uno, según en qué estación del año lo quisiera revivir. Podría pintar la silueta de las plantas, con el verde de las hojas y otro verde en los sépalos. También verde, pero otro verde, sería el fondo del cuadro, como la hierba que crece en el prado arropando al diente león y las margaritas silvestres. Así podría pintar el césped de mi jardín, salpicado con manchas de color pardo, el color de la tierra, proyectando sombra bajo las ramas de las azaleas. Incluso pintar una niña, pintarme a mí, saltando a la comba o jugando con el perro, al lado de un geranio partido, y una mujer, Vicenta, que gruñe sacando medio cuerpo fuera de la ventana, pero no reflejaría mi vida, no, porque mi vida empezó el día que me casé con Carlos.
POESÍA
HASTA MAÑANA.
Mientras me hago el duro frente a tu juventud,
A ti te parezco ser a nuestro amor indiferente,
Reír podría si falsos fueran mis sentimientos.
Te escribo y pienso cómo calmar tu inquietud,
Intento transmitirte que no miento, que vendré.
No pienses en que me he ido y en que no estoy.
Estaré pronto de vuelta y, entonces, a mi vuelta,
Zarparemos juntos del ayer, en el amanecer de mañana.
SINOPSIS -- VIDAS MARCADAS
En “Vidas marcadas” se reúnen treinta y ocho relatos cortos de contenido social muy variado. Varios son reflejo de sensaciones o de situaciones cotidianas, no siempre afortunadas. A veces, las podemos creer ciertas o posibles, sabemos que pasan, son noticia de prensa; algunas veces son amenas, otras provocan un comentario del tipo: eso a mí no me pasaría.
Fragmento de “El columpio” Un relato de “Vidas marcadas”
Salí una noche a pasear por el parque, una noche que no conseguía dormir. El aire movía los columpios vacíos, parecía una invitación a ocuparlos. Aproveché que no había nadie y me senté un uno. Me quedé quieto, escuchando el viento en silencio: el silbido que flotaba a mi alrededor, el quejido de algunas ramas que se resistían a romper y estaban siendo bamboleadas por la fuerza del corredor de los cielos —le llamé así para mis adentros—; aquel viento inmisericorde, impertérrito, enervante, levantando nubes de polvo; obligando a la tierra a levantarse de su lecho y levitar al son de los silbidos. Era como una batalla de la naturaleza entre sí: el viento embestía contra todo y todo resistía la embestida cuanto podía. Yo observaba desde mi columpio, molesto por la polvareda que me venía a la cara, pero no me movía. Estaba allí solo, mirando hasta donde la nube parda me dejaba ver; “la vida es esto”, dije en voz alta hablando al viento.
Fragmento de “Teresa y la ausencia” un relato de “Vidas marcadas”
“No sé si lo que siento es su ausencia o el vacío. No lo sé. Pero, desde que él se fue, me falta algo, me falta mucho, en realidad es como si me faltara todo: tengo el vacío en su habitación, las cosas de su armario que no se alteran, el despertar por las mañanas y que él no aparezca en la cocina, las cenas en la mesa frente a su silla vacía. Es como tener su recuerdo envasado en el aire de mi casa, su recuerdo moviéndose conmigo por los pasillos; pero él no está. No dejo de pensar en si volverá a casa, si por lo que sea, le va mal en su aventura. También en cómo lo haré yo para acostumbrarme a esta vida, para no pensar en él a la hora de cocinar, no preocuparme los fines de semana en las horas de madrugada: ahora no sé a qué hora vuelve. No hay una hora, a partir de la cual yo sepa que está en su habitación y que puedo dormir tranquila. Ya no. Ya todas las horas, y todos los días, son iguales”.
EN LA IGLESIA. Un relato del libro “Vidas marcadas”
Se la veía allí sentada, en la columna de bancos de la derecha, en la capilla donde estaba expuesto el Santísimo y cada tarde se rezaba el rosario.
Se la veía allí sentada, frente al sagrario, en semioscuridad por el efecto de las vidrieras de colores opacos, que invitaban al recogimiento.
Se la veía allí sentada, a la humilde luz de las velas, con su fiel llama amarillenta y azulada, transparente, impregnando la capilla de olor de cera, de quietud, de paz.
Se la veía allí sentada, parecía que, desde la Cruz que presidía el altar al fondo de la capilla, Jesús la mirase. Y ella allí, sentada a sus pies, acompañada, a veces, por el ininteligible sisear de los susurros del confesonario, dos bancos más atrás.
—Venga, señora. Hoy se celebra en la capilla central –le dijo una voz amable ayudándole a levantarse.
—Sí, lo sé, hoy es la bendición de ramos, es que he entrado a visitar al Santísimo.
La sentaron en le primer banco frente al altar mayor y percibió el olor de la cera y del incienso que, en su vuelo invisible, se instaló en todo el espacio, traspasando puertas y ventanas y aromatizando, también, el exterior de la iglesia.
Allí sentada le llegó perfume del laurel y el murmullo de muchas voces que iban subiendo de tono, cruzándose las frases hasta hacerlas incompresibles. Aquello le atormentaba el tímpano hasta que las notas del órgano acallaron las voces humanas, llenando el espacio de música espiritual.
Allí sentada no veía la Iglesia iluminada de celebración, ni las arañas colgadas del techo con sus lágrimas poliédricas de cristal transparente que las adornaban.
—Ya se acabó, señora. La bendición se hace fuera ¿No ha leído el cartel?
— ¡Ah! ¿Ya lo han puesto en braile?
Estos son ejemplos de los comentarios que nuestra autora de hoy recibe:
Hola, Julia,
He acabado de leer tu libro. Me ha gustado y tenía el gusanillo de seguir hasta el final los personajes. Tu estilo directo de narrar, preciso y con lenguaje claro pone de manifiesto una realidad que para mi generación, de gente que sus padres venían a Barcelona y se hacían las casas en domingos, nos resulta familiar, no así para la gente joven que seguro desconocen la historia.
Tocas muchos temas: relaciones familiares, vecinales, la protección, el capricho, el deseo, el amor, la independencia. Tal vez el hilo conductor es el deseo de libertad a toda costa y que sigue intacto aún después de verse rotos proyectos y limitaciones inesperadas. El drama existe pero se supera, forma parte de la vida. La fuerza se lleva dentro y empuja constantemente a transformar-se y crear de nuevo. Lola
He acabado de leer tu libro. Me ha gustado y tenía el gusanillo de seguir hasta el final los personajes. Tu estilo directo de narrar, preciso y con lenguaje claro pone de manifiesto una realidad que para mi generación, de gente que sus padres venían a Barcelona y se hacían las casas en domingos, nos resulta familiar, no así para la gente joven que seguro desconocen la historia.
Tocas muchos temas: relaciones familiares, vecinales, la protección, el capricho, el deseo, el amor, la independencia. Tal vez el hilo conductor es el deseo de libertad a toda costa y que sigue intacto aún después de verse rotos proyectos y limitaciones inesperadas. El drama existe pero se supera, forma parte de la vida. La fuerza se lleva dentro y empuja constantemente a transformar-se y crear de nuevo. Lola
PD: Toni tambien lo ha leido. Le gustó. Encontró como idea central la comprensión.
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Hola Julia . Me ha gustado la historia desde el principio , hay libros que tienes que leer unas cuantas páginas para entenderlo , pero este desde las primeras líneas ya lo comprendes . Enhorabuena , disfruta , y sigue escribiendo . Sole.
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He tenido la fortuna de poder leer sus dos libros "Vidas marcadas" me entusiasmó, fue el primero que leí pues estuve en su presentación. Luego cayó en mis manos "No le hables mal de mí al niño" Me enganchó desde el primer momento. !!Felicidades, Julia Villares Anllo!!
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Mil gracias envueltas en mil abrazos.
ResponderEliminarMaravillosas las dos!
ResponderEliminarMaravillosas las dos!
ResponderEliminarGracias, Inma. Un abrazo.
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