jueves, 15 de junio de 2017

PEPA ROMA, periodista, viajera, escritora española y su última novela.

Me resulta casi fácil y agradable abordar la nueva historia que Pepa Roma nos presenta en forma de novela: “Una familia imperfecta”. Esto se debe a que la protagonista (Cándida) es, más o menos, de mi edad y en muchos aspectos nos parecemos: 
Tiene una madre absorbente, autoritaria, un padre apocado y buen mozo, un hermano menor apegado a la madre, una tía que la ama y protege. No siente que pertenezca a ningún lado. Ambas llegamos como hijas de mujeres casi emancipadas y digo casi porque, si bien eran emprendedoras, negociantes entusiastas, etc., aun necesitaban de un hombre a su lado para sentirse respetadas y seguras.

Además, la descripción de Barcelona, la historia sobre la guerra previa a Franco y lo vivido después, han cambiado mi concepción de esa ciudad casi por completo. No veré (por ejemplo) a Las Ramblas como un lugar turístico y “for export only” nunca más y, como este, muchos lugares barceloneses han tomado un tinte y un cariz diferente gracias a la pluma de Pepa Roma.

Porque la historia en sí es una vía para retrotraerse a un tiempo de juventud, de revolución, de infancia y adolescencia que no volverán, por suerte, en la mayoría de las veces. Retrotraerse incluso a las vidas de sus antepasados. 
   
                                                 
Es un desempolvarse de enconos, falsedades, traiciones, enredos… toda esa trama que cada familia guarda disfrazándola de reliquias ancestrales. Es ese ajuste de cuentas con lo que somos y no fuimos, con lo que dejamos de hacer… con la vida que se acerca a un final indecoroso… Es un aprendizaje.

   También es descubrir ese secreto que cambió su personalidad, su relación consigo misma y con los demás. Develar esa verdad que la liberará después de tantos años, tantas pesadillas, huidas, rencores, tanta vida y tanta muerte…

Ella no es aquella “mujer rota” de la que dijera Simone Beauvoir: “La mujer rota es la víctima estupefacta de la vida que ella misma se eligió: una dependencia conyugal que la deja despojada de todo y de su ser mismo cuando el amor le es rehusado”. Cándida es una mujer golpeada, pero su dolor y fortaleza la enaltece, se levanta como una heroína rebelde en su propia revolución espiritual.

Cándida también denuncia, nos muestra cómo la guerra, la política, la revolución… siempre sirve a intereses de unos pocos. Denuncia la mala atención que ofrece el sistema médico en la actualidad, la confusión que brinda la globalización para la gente en general y los de tercera edad en particular. Cándida nos sorprende con la fuerza de su testimonio.

Cuando ya podríamos creer que termina la historia de esta mujer que va perdiendo a sus seres mas cercanos, que descubre los entretelones de su propio drama mientras se despoja de creencias y dudas… cuando entendemos que todo acaba… nos equivocamos. La historia de Cándida recién se inicia.

Es una novela tan bien estructurada que hace que una vuele sobre sus capítulos y sus casi cuatrocientas páginas, en cada una hay claves, lecciones, secretos, acusaciones, suspenso, confidencias… todo lo que da a una historia su grandeza, más allá de la acción, del sexo, los conflictos…

Termina de convencerme que Pepa Roma es una escritora excelsa, su manejo de lenguaje sobrio y colorido a la vez.

Agradezco enormemente la confianza de Pepa Roma por entregarme su libro para reseñarlo. Lo he disfrutado.

Párrafo de la novela:
“Paseando por la ciudad que me vio crecer, me siento una turista en mi propia vida. Pero cuando estoy en Madrid, digo que soy de Barcelona. Allí donde he ido con mi marido, Londres, París o Roma, he dicho que soy de Barcelona. Ahora siento que nunca he estado aquí menos paso de lo que he estado en Madrid, lo que hoy me hace sentir de lo más extraña en un debate político, sobre la independencia, como si ya no fuera del todo catalana. Pero como tampoco me siento de ningún otro lugar por fuerza, he de concluir que es conmigo con quien algo va mal. Algo que no encuentra acomodo en ninguna parte.
Al llegar a la calle Tuset, recuerdo con nostalgia el primer sabor a una cierta libertad, una libertad todavía limitada, cuando al salir del colegio de monjas dejaba el uniforme en casa de una amiga y os veríamos con nuestra primera minifalda para venir a La Cova del Drac. Ahí sí tendría ya catorce o quince, tal vez dieciséis, cuando un beso deja de ser un juego de niños para convertirse en exploración del deseo. Pero no para mí.”


Biografía de Pepa Roma:
Nacida en La Sentiu, Lleida, España. A los siete años se trasladó a Barcelona con su familia, donde estudiaría Ciencias de la Información y Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Barcelona.

En 1970-1, vivió un año en Londres para continuar con sus estudios de Lengua y Literatura inglesa, iniciados en el British Institute de Barcelona, culminándolos con el Proficiency in English. Un diploma que se añadía al de la Universidad de Toulouse sobre lengua francesa.

Antes había viajado ya a distintos países europeos con su madre (Italia, Francia, Suiza) y emprendido un viaje sola a los 16 años a París. Fue en los albergues de juventud de París y poco después en el Londres de los hippies donde descubriría las posibilidades de viajar con muy poco dinero y las rutas seguidas por los viajeros de la época. Tras su regreso a Barcelona y al terminar COU, en agosto de 1972 salía de casa con dirección a la India decidida a dar la vuelta al mundo.

Gracias a ello, a los 22 años, había ya vivido un año en Londres, un año en Australia, tres meses en California, seis en la India, y culminado su proyectada vuelta al mundo.

En Australia, hizo un curso de fotografía en la Universidad de Sydney. Tras comprarse su primera Nikon en Singapur, proseguía viaje por el Extremo Oriente y el Pacífico; y hacía sus primeros reportajes sobre Indonesia, Taiwan, Corea, que serían publicados a su regreso a España en revistas como Jano, Algo o La Gaceta Ilustrada -en la que publicó las primeras imágenes y reportaje sobre Bali que se veía en España.
Así pues, estaba haciendo ya de periodista antes de saber que iba a estudiar periodismo.
Tras su regreso a Barcelona en 1974 para matricularse en la universidad, seguiría realizando numerosos viajes, entre ellos uno a África de seis meses -en una travesía con otros dos amigos que les llevó a cruzar el Sahara argelino en una camioneta y recorrer Mali, Alto Volta, Ghana, Costa de Marfil, Senegal.
Fue al regreso de África a fines de 1976 cuando retomó sus estudios en la Universidad y se integró en el equipo de TeleXpres -periódico mítico de la transición barcelonesa, donde había estado previamente en calidad de estudiante en prácticas, además de en La Vanguardia.
Al cerrar TeleXpres, a principios de los años 80, y ya con el título universitario de periodista, volvió a colgarse la mochila a la espalda para recorrer Turquía -donde se quedó otros tres meses- y diversos países del mundo árabe, entre ellos Túnez, Libia, Marruecos, Irak, Egipto, Jordania, etc. para trabajar en ellos como periodista por cuenta propia o free-lance. De ese periplo volvió con entrevistas a personajes como el primer ministro tunecino Nuira y el hijo del presidente Burguiba, así como numerosos reportajes que fueron publicados en diversos medios, entre ellos, Diario16 y La Vanguardia.

De regreso, en 1981, se integraba de nuevo en la redacción de un periódico, esta vez de “El Periódico de Catalunya”.
En 1983, dejaba Barcelona para ir a trabajar en TVE en Madrid -Telediarios e Informe Semanal-. Desde entonces, ha trabajado también en otros de los principales medios de comunicación españoles, como Diario16, El Globo, El País, una tertulia de Catalunya Radio, etc.
Aunque ha cubierto áreas tan diferentes como política española, cultura, o entrevistas para las páginas del domingo, la relación con diferentes culturas y continentes continuaría a lo largo de su carrera periodística como enviada especial a diversos escenarios para cubrir acontecimientos de actualidad mundial. Entre ellos conflictos como la guerra Irán-Irak o la revuelta marroquí de Fez en 1990; elecciones, referéndums y procesos de transición democrática en India, Filipinas, Corea del Sur, Sudáfrica, Chile, Argentina, Países Bálticos, Guatemala, Argelia, etc.; fenómenos sociales como la revolución conservadora de Reagan en EE.UU.; el auge del islamismo en países como Marruecos, etc.

En calidad de entrevistadora para las páginas del domingo o contracubiertas de diferentes periódicos, además de personajes de diferentes campos de la cultura, la ciencia o la política española, destacan las realizadas a mandatarios internacionales como Nelson Mandela, Carlos Menem, Fidel Ramos, V.P.Singh, o tan determinantes en la política internacional como Michel Camdessus, el ex director general del FMI, o Mike Moore, director general de la Organización Mundial de Comercio.

Su experiencia en periodismo le ha llevado asimismo a trabajar como Directora de Comunicación en el Ministerio de Medio Ambiente (primer gobierno de Zapatero, 2004-8) y, anteriormente, como Directora de Comunicación del Ministerio de Justicia (1993-96, último gobierno de Felipe González), Así como en la Exposición Universal de Sevilla 1992, como subdirectora de Tele-Expo, la compañía formada por Televisión Española y Canal Sur para la difusión televisiva de Expo’92.

Su primera incursión en la literatura fue con un relato breve “Adios Estambul”, accesit del XIII Premio Antonio Machado (1989), al que siguió en 1990 la novela corta “Como desaparecer sin ser visto” (Exadra).

En 1997 obtenía el Premio Andalucía de Novela con “Mandala”, novela publicada ese mismo año por Alfaguara. En 2011 ganaba el Premio Azorín de Novela con “Indian Express”, publicado por Planeta. Su última novela ‘Una familia imperfecta’ ha sido publicada en abril de 2017 por la Editorial Espasa.

Entre sus libros figuran también otros de ensayo, como “Jaque a la Globalización. Cómo crean su red los nuevos movimientos sociales y alternativos” (Grijalbo 2001), en el que se reúne mucho material periodístico de primera mano recogido en diferentes partes del mundo; “De profesión, periodista. El diario como escuela taller” (Anaya, 2000); “La trastienda del escritor. Una vocación y un oficio” (Espasa Hoy, 2003); “Hablan Ellos” (Plaza & Janés, 1998). Ha sido también editora y coordinadora del libro “Ser Hombre” (Temas de Hoy, 2001), así como de la colección Modelos de Mujer de Plaza & Janés.

Presentación de su libro y Sinopsis:

En PÚBLICO:

Pepa Roma presenta en Madrid su cuarta novela, 'Una familia imperfecta'
La periodista, que ha ahondado en las relaciones de poder existentes en un clan catalán, estará acompañada por Juan Cruz.
MADRID 15/05/2017 23:28 Actualizado: 15/05/2017 23:31 EFE

La periodista Pepa Roma presentará este martes en Madrid su cuarta novela, Una familia imperfecta, donde retrata y ahonda en las relaciones de poder existentes en un clan catalán. El acto tendrá lugar a las 19 horas en la Librería Alberti (calle Tutor, 57) y contará con la presencia de Juan Cruz.

Roma, quien ha dado la vuelta al mundo y entrevistado a grandes mandatarios internacionales como Nelson Mandela, explicaba en una entrevista que también ha querido desmitificar la figura de la madre, "algo que todavía hoy es tabú" y rendir un homenaje al espíritu catalán "emprendedor y con talento".

Con tintes autobiográficos, en Una familia imperfecta narra la peripecia vital de Cándida, hija mayor de una familia acomodada venida a menos. La mujer reside habitualmente en Madrid y debe volver a su Barcelona natal para acompañar a su madre, una mujer despótica y resentida, en los últimos meses de su vida.

También muestra el día a día del hermano de Cándida, Ángel, un hombre enfermo de cáncer, y de la tía Rita, una mujer ya anciana, emancipada en su momento, que no soporta a su cuñada y madre de la protagonista.

La autora leridana, residente en Madrid, ha comentado que todo empezó a tomar forma al ver "cómo se desmorona una familia", con unos progenitores ya mayores, de los que una hija debe ocuparse y que, a la vez, son "los últimos testimonios vivos de una época, lo que tiene un valor extraordinario".


MUJER de HOY, entrevista.
Hablamos con la escritora que vuelve con su última novela: Una familia imperfecta.

Tras dedicar sus dos últimas novelas a su adorada India, esta viajera irredenta y colaboradora de Mujerhoy vuelve a casa con Una familia imperfecta (Espasa), la historia de una mujer que lo pierde todo excepto su historia, ambientada en los escenarios juveniles de la escritora: la Lleida rural y Barcelona.

Mujerhoy: Hacía mucho que no escribía novela, desde Indian Express, en 2011. ¿Por qué tanto?
Pepa Roma: Tardo años en darle forma definitiva a una novela. Además, esta se ha cruzado e impuesto mientras escribía otra, con tanta fuerza que tuve que dejarlo todo por ella.

Mujerhoy: También vuelve a los escenarios de su pasado. ¿Por qué?
Pepa Roma: Tras dar muchas vueltas por el mundo, esta novela es literalmente un regreso a casa. Supongo que responde a la necesidad de indagar en las propias raíces e identidad. Esas sagas familiares que te cuentan los padres, que antes no había querido escuchar, han adquirido una importancia extraordinaria para mí a medida que han ido desapareciendo los testimonios vivos de la historia. Esto me ha hecho sentir la depositaria de esta memoria. Por otra parte, el doloroso secreto de infancia de Cándida, la protagonista, trata de reflejar la necesidad que tenemos todos de enfrentarnos a aquello de lo que huímos si queremos llegar a ser libres.
“Para ser libres, todos tenemos que enfrentarnos a aquello de lo que huimos"
PEPA ROMA
Escritora
ENTREVISTA a PEPA ROMA en MUJER de HOY


Mujerhoy: ¿Cuánto de esta novela es inspirado por sus propias vivencias?
Pepa Roma: Para mí, una novela surge a partir de la necesidad de desentrañar una situación o un dilema vital. Para que resulte intensa y auténtica tienes que hablar de lo que conoces y eres capaz de interiorizar. Pero ello no significa que lo que le pasa a Cándida me haya sucedido a mí. Sí trato de ser fiel, en cambio, a la memoria de nuestra historia colectiva.

Mujerhoy: Una familia imperfecta relata un momento vital triste: aquel en el que los hijos se convierten en cuidadores de sus padres.
Pepa Roma: Sí, y precisamente para mí, que desde joven me dediqué a viajar e hice de la libertad bandera, ha sido un shock descubrir que hay responsabilidades que en un momento se imponen sobre tu propia vida. Sucede cuando llega el momento de cuidar y despedir a los padres. Y las mujeres seguimos siendo las cuidadoras, lo que hace de nosotras acompañantes hasta el final y sacerdotisas de la buena muerte.

Mujerhoy: Curiosamente, ese derrumbe familiar sirve a la protagonista para resolver el misterio de su niñez. ¿Hay que desprenderse de todo para encontrar lo esencial?
Pepa Roma: Sí, me doy cuenta de que todas mis novelas buscan lo mismo: llegar a lo esencial de lo que eres y de lo que importa en la vida. Son un viaje íntimo o de iniciación a la vida.

Mujerhoy: Otro tema central es la relación madre-hija. ¿Por qué?
Pepa Roma: En las hijas, toda la forma de ser está marcada por su mandato. Las madres terribles, como la de la novela, son más frecuentes de lo que yo creía. La furia de ciertas mujeres puede llegar a ser terrible. Pasa que cuestionar la figura de la madre es tabú: el mito nos las presenta como intrínsecamente nutricias y bondadosas. Pero las madres modelo no existen.

Mujerhoy: Una historia que habla tanto del carácter catalán, ¿cómo cree que será recibida por sus familiares y amigos de allí?
Pepa Roma: La reacción de tu gente, de tu pueblo, siempre es la que más te importa. El miedo es muy grande. Por ello es tan difícil escribir sobre ello y lo pospones hasta que, como escritor, te sientes obligado a hacerlo.

RESEÑA, diario EL PAIS:
La periodista y escritora Pepa Roma, en la presentación de su nuevo libro, 'Una familia perfecta', en Madrid. CARLOS ROSILLO

Anda estos días Pepa Roma surfeando la cresta de una ola que parece eterna pero que, como todas, romperá y se hará añicos algún día. Una ola de dolor y de calor y de agradecimiento que la tiene en carne viva. Se debate en la montaña rusa de emociones de haber recién enterrado a su marido y maestro, el periodista Miguel Ángel Bastenier, y de haber presentado, esta noche de martes su propia y nueva criatura literaria. Una crónica de los secretos y mentiras que habitan tras las puertas de las casas. Un retrato de tres generaciones de una familia que no tiene por qué ser la suya, pero que pudiera ser la de cualquiera. Una crónica de las pérdidas y los duelos que, ley de vida, nos esperan implacables en los recodos del camino y que a ella misma, “eterna adolescente viajera” hasta casi los 60, la han puesto de golpe, como nos pondrán a todos, en su sitio.

Todo el mundo cree que todas las familias son felices menos la suya. Ese es el origen del título Una familia imperfecta (Espasa) -esa redundancia- de la nueva novela de la escritora y periodista Pepa Roma, nacida y criada Sant Gervasi, el barrio bien de la burguesía de Barcelona que, tras sus elegantes fachadas, esconde, como todos, lo mejor y lo peor de la condición humana. Cándida, la hija pródiga y exitosa afincada en Madrid, vuelve a casa a ocuparse de su madre y de su hermano enfermos y se encuentra con una familia y una ciudad que ya no es la que era. O sí, pero que en la decadencia y el impudor y la intimidad extrema de la enfermedad y la muerte enseñan su verdadera cara.



Pertenece Pepa Roma a una generación de mujeres que fueron a la vez alentadas y reprobadas por sus madres. Recibieron de ellas, que apenas lo estrenaron en la República para después sufrir su amputación por la dictadura, el mandato de ser libres, pero sin olvidar que en su casa, penando, había una mártir que no pudo. “Muchas de nosotras, para crecer, tuvimos, además de los hombres, que independizarnos de nuestras madres”. Así explica Roma el “ajuste de cuentas” con su pasado que supone su novela, a la vez que define la orfandad como la verdadera frontera entre la adolescencia y la edad adulta. Esa que estrenará, supone, cuando la ola en la que se halla estos días rompa por fin en espuma y la deje frente a la nueva playa de su vida.

martes, 6 de junio de 2017

Graciela Zárate Carrió - Escenografía y vestuario teatral, escritora, argentina viviendo en España

Era un día espectacular en Almería, España. Sentía la alegría de haberme reencontrado con mi amiga y su pequeño hijo. 

También, tenía una cita para tomar café con una escritora, a la que no conocía, pero me la había referido una amiga virtual: Susana Vaquero, ambas argentinas, sólo que Susana vive en Argentina y Graciela en España, aunque no se conocen personalmente, se escriben y se leen como colegas compatriotas.

Nos citamos en el puerto de Aguadulce, donde hay bonitos lugares frente al mar, las gaviotas bajan a buscar alimento y siempre sopla un viento refrescante. El día prometía ser perfecto.

Graciela parece una turista alemana (de las que hay muchas en Almería), con su cabello rojo y su trenza a un lado, tiene una sonrisa amplia y un gesto afable. El diálogo fue fluido, en algunos momentos reímos y en otros nos pusimos serias. Pero, sobre todo, me llevé una impresión muy agradable de una persona de inteligencia aguda, sensible, emprendedora, talentosa…

Lo más impactante de su relato sobre sus peripecias fue su decisión de vivir en una caravana o casa-rodante. Sé que esto es difícil cuando se trata de una mujer sola que ya pasó la veintena y, al mismo tiempo, es una actitud de libertad que respeto y admiro. Sobre el tema podrán leer en su blog. 
                             https://unacaravanapropia.wordpress.com


Ese día nos intercambiamos libros. Recibí el suyo: “La lucidez del Esquizo” que tiene una tapa muy alegre para sumergirte en poesías no tan felices, las que leí con avidez y deleite, además de hacerme pensar en temas que estudié tiempo atrás y me interesan de sobre manera.

El mundo del esquizo no es alegre, es limitado y de un sufrimiento tenaz. a la vez, muestra la liberación de su pensamiento a 'otro nivel'. La pluma de la poeta se funde con la voz del esquizo y el producto es impactante, profundo y bello.

Para muestra:

Pintar todo mi cuerpo
e imprimir como estampa
los colores a golpes.

Chocar en las paredes
mancharlas de amapolas
rodar creando un suelo
como tapiz de barro.

Las líneas verticales
-al caer de azoteas-
definir y trazar.

Quiero mi cuerpo untado con pigmentos de errores
que no aguanten ya en tubos
ni en marcos de zaguanes ni en temáticos parques ni consultas.

Encerrado, moldear desesperanza
y balancear la cuerda de aquel cuerdo
que se colgó aburrido.
                                                                 Graciela Zárate Carrió

Voy a dejar que Graciela nos cuente algo sobre ella:


"Nací en Bs As. Afortunadamente, mi familia sí que fomentaba la creatividad, la lectura, la pintura, el arte dramático, nos fomentaban todo, demasiado creo yo.

Mi madre me entregó libros suyos con gran entusiasmo para que leyera a edades muy tempranas como, por ejemplo: Los manadrines, Rayuela y La náusea, cuando yo tendría unos 14 años, me los leía y comentábamos, me explicaba a su manera qué era el existencialismo y cosas así…   por supuesto que hasta el día de hoy me doy cuenta cómo todo eso marcó mi personalidad y mis intereses.

También mi madre me inició en la poesía a través de alguien a quien admiro aun: María Elena Walsh, tanto en su obra para niñxs como para adultos, es un referente en mí, también por cómo vivió su vida y con Benedetti.

Por supuesto que muchas de esas lecturas las tuve que repetir años después para comprender más a fondo, pero recuerdo cómo me impactaron y marcaron en ese momento en que los leí por primera vez y no creo que no los entendiera, creo que los comprendía de otro modo.  

Mi padre era un ser tremendamente autoritario y lo padecí toda mi infancia, siempre le tuve terror hasta que murió hace dos años (de ahí salió “Hoy todo huele a niña”), pero dibujaba muy bien y me llevaba a museos, por ejemplo. Coleccionaba unos fascículos que recuerdo que se llamaban “Grandes Maestros de la Pintura” y yo me los deglutía, me encantaban.

De hecho éramos una familia de clase media del barrio de Palermo en Buenos Aires, mi madre nunca trabajó y mi padre muchísimo, aunque jamás nos pudimos mudar a un piso en donde no tuviéramos que compartir habitación los tres hermanos porque mis padres  optaron por escolarizarnos siempre en colegios e institutos que le dieran muchísima importancia al arte y la pedagogía alternativa y eso era muy caro, que no pijo;  bastaba que dijeras que querías hacer cerámica, o lo que fuera,  que a la semana  te habían apuntado en un buen taller.

Hasta fui unos años al Labarden, un centro público de arte y folklore que quedaba muy lejos de mi casa y a donde se acudía cada tarde, era maravilloso. En ese sentido tuve suerte porque además, y a pesar del autoritarismo bestial de mi padre fui educada en libertad en cuanto a valores, tabúes, etc.… digamos que mi madre era muy progre y eso marcaba nuestras vidas, éramos todos ateos y se hablaba de sexo con total libertad, cosas así…

No he estudiado nada que tuviera que ver con la literatura y jamás pensé que escribiría alguna vez, es más: estaba descartado. 

Fui disléxica, y lo sigo siendo, me salvó que mi madre se dio cuenta cuando yo tenía cuatro años y me hizo ver y efectivamente, a partir de ahí fui a dos especialistas por semana durante años para poder tener un proceso más o menos normal de lectoescritura y para hablar correctamente ya que invertía casi todas las palabras. Aún tengo “taras” que son secuelas de esto y que me da un poco de corte confesar, ya que ahora escribo, para que me lean y no es de recibo que tenga faltas de ortografía, por ejemplo, pero ya más no puedo hacer…  Así que digamos que hacía casi de todo menos escribir.

Lo único que recuerdo de mi escritura primaria, antes de que llegara a mi vida la poesía, es que mis amistades y parientes comentaban mis cartas, que en esa época se enviaban por correo y en papel, recuerdo que la escribía muy entusiasmada, solían ser muy extensas y eran leídas con mucho interés por sus destinatarios, pero nada más.

Estudié Escenografía y vestuario teatral, trabajé de regidora de teatro de texto y musicales, constru
decorados y utilería de ópera, pero jamás escribí. Empecé a escribir hará unos nueve años porque me retó a ello una persona muy importante para mí, un amor que escribía poesía, y porque mi psicoanalista ya se había tirado seis años diciéndome que él creía que debía escribir sin que jamás le hiciera caso.

Un día de repente, así tal cuál, escribí un poema sobre los siete pecados capitales, estaba sentada y me vino a la cabeza, me levanté y escribí lo que me salía de corrido, llegué tarde al trabajo; cuando paré de escribir tenía taquicardia, estaba roja como un tomate y la cara me hervía, jajajajaj, desde ese día escribo casi sin parar, siempre poesía.

No soy capaz de escribir narrativa, de crear personajes ni tramas, soy más de escupir emociones cuando me asaltan, incluso si escribo sobre ideas o pensamiento proviene siempre de la emoción, no de lo teórico o intelectual, no sé si me explico. Escribo con métrica pero jamás me lo propuse, al punto que cuando me hicieron ver que escribía  todo en endecasílabos y me recordaron cómo era un soneto, me tiré un año jugando a hacerlos sin parar, aún los guardo, la mayoría son malísimos, pero en métrica y rima impecables, alguno que otro se salva y no está del todo mal, tengo  cientos, alguna vez publicaré alguno.

No vivo en absoluto de la literatura, ya quisiera. El libro infantil sí que me da algo de dinero, pero poco y siguen saliendo ediciones, eso no es vivir de la poesía en absoluto. Trabajé siempre en teatro a nivel técnico o artístico, siempre detrás del telón y tuve muchos años un negocio en Madrid de cultura Zen que fue muy bien pero que se llevó por delante la crisis hace ya seis años, perdí todo lo que tenía, hasta mi casa y me trasladé a Almería, un sitio barato y con una naturaleza espectacular, cosa que es gratis.

Ahora no vivo de nada, de algún taller que hago con el poemario infantil, de cosillas que me invento, he cambiado mucho, ya no creo en el trabajo ni en los impuestos ni en nada. Ésta es la verdad, pasé de creer que lo que me insertaba en la vida era el trabajo y que ser parte productiva de la sociedad era importante, a deplorar todo lo que sea sistema y tomé decisiones para poder vivir del modo más acorde a lo que siento y pienso ahora.

Medidas como vivir sola, que no es nada fácil, y como no tener vivienda y vivir en una autocaravana. Digamos que decidí no necesitar nada material si no es imprescindible y que jamás permitiré que nadie vuelva a aprovecharse de mí como se aprovecharon los bancos, el gobierno y los partidos después de años de trabajar mucho y pagar todos mis impuestos de modo impecable. Ya no, no me engañan más. Así que no quiero nada, renuncio a casi todo pero soy yo y mía.

En cuanto a lo que me preguntabas de cuándo decidí que era escritora, es algo chungo, de hecho nunca lo decidí porque no me siento poeta, siento que la palabra me queda  enorme y lo mismo me ocurre con los demás, me cuesta mucho considerar poeta a alguien, pero por otro lado tengo ya publicados cuatro libros.

Del primero, A contraluz de embargo, está por salir su tercera edición, y de verdad, no de a tiradas de cincuenta ejemplares  sino realmente una tercera edición, además se ha traducido al francés y se edita bilingüe para agosto, La lucidez de Esquizo, ha recibido buenas reseñas y está por salir también su segunda edición porque está casi agotado, Poemas para dibujar en voz alta, un poemario infantil, no para de reeditarse incluso en algunos coles lo han utilizado como lectura obligatoria y Hoy todo huele a niña, se sigue vendiendo y en un instituto de Almería tres cursos trabajan con él actualmente; ante este panorama no puedo permitirme decir que no me siento poeta porque sería un poco un fraude, además porque los libros no los compran amigos, sino personas a las que no conozco (que es lo que más ilusión me hace).

Me serviría para tomarme más en serio tener algún premio, por ejemplo, solo que no me presento a certámenes, así que es imposible, además dudo que lo obtuviera, hay muchísima gente hoy día escribiendo y concursando, es muy difícil, por eso ni envío, soy muy ansiosa y cuando tengo un libro terminado prefiero entregárselo a mi editorial favorita que por ahora es Lastura que tenerlo un año concursando, no soy capaz, no valgo para eso.

Lo que te puedo decir es que la primera vez que me entrevistaron en referencia a la poesía fue cuando estaba por ver la luz mi primer libro y ahí, en ese momento de la entrevista, escuché que me llamaban poeta y me llamó la atención, así que habrá sido en ese momento, cuando vio la luz mi primer libro y tuvo tan buena acogida a pesar de que yo no conocía a casi nadie y de que nadie me conocía, supongo que podría decirse que fue ahí. Salió en todos los medios de Almería y me entrevistaron en Madrid en radio nacional, por ejemplo.

Escribo en cualquier momento y lugar, he parado en arcenes de autopistas para no perder versos ya que carezco por completo de memoria. No tengo ninguna disciplina ni ritual para hacerlo. Luego ya sí trabajo mis borradores, pero también en cualquier momento y espacio, los llevo siempre encima. Todo esto es algo que me llega u ocurre, no es algo que yo haga u organice. La organización viene después cuando el libro está en la calle, ahí o te mueves, recitas etc. o no te lee nadie y no es, honestamente, mi objetivo. Me gusta que me lean, sino no publicaría.
                   

Ahora mismo estoy escupiendo poemas que tienen que ver con los desplazados del mundo, la injusticia social, el capital, mi nueva pobreza y la de tantos, mi estilo de vida tan novedoso aún. También  escribo desde hace poquito un blog, se llama “Una caravana propia”, tal vez es mi primera prosa…

Dentro de un año veré qué quiero hacer con los textos del blog que haya escrito y con los poemas que tenga, aún no lo sé. Sólo tengo claro que escribo el blog para compartir con alguien esta vida nueva que es muy huraña y a veces asusta y porque quiero contar que la pobreza no es lo que se piensa, la pobreza es otra cosa muy distinta a la que nos
han vendido,  y mostrar también que todo en la vida, o casi todo,  es susceptible de ser reconvertido, transformado. Que la vida se puede vivir de muchas maneras digamos…

Sí que sentí que algo importante había ocurrido en mi vida cuando salió mi primer libro. Lo cogí y lloré mucho de pura emoción. Ese libro me salvó, no sé si la vida pero sí de una depresión bestial, un cáncer o algo parecido. Trata de mi propio desahucio, fue una catarsis, una terapia, una tabla en medio del mar a la que agarrarme y me permitió llegar a personas que han pasado por lo mismo, todo eso no puede pasarte inadvertido.

Emigré ya varias veces y siempre a pelo, nunca emigré con un trabajo esperándome etc. Emigrar es algo tan fuerte que siempre me puede el entusiasmo  a la hora de arrancar o decidir, el optimismo, siempre creo que me van a ocurrir cosas maravillosas. Luego nunca es así, pero me lo vuelvo a creer cada vez. Me hace gracia, es así…

¿A qué tengo miedo?  A morirme, no porque me dé miedo morirme sino porque me duele muchísimo pensar q voy a dejar de vivir, no soporto la idea. Quiero vivir.

¿Mi mejor momento de la vida?  cuando doy a luz, los partos. También los orgasmos.
¿Mis peores momentos?  Lo que peor llevo es la falta de salud mía o de mi gente.

Me gusta cocinar. Me gusta hacer lo que se me ocurra con lo que haya y que quede rico y se me da bastante bien. Ya no cocino mucho porque la cocina de una autocaravana es limitada y, así y todo, me sigo inventando cosas ricas adaptadas…   El otro día una amiga a la que quiero mucho me dijo “un día de estos te voy a invitar a casa a cocinar”. Me gusta cocinar bebiendo vino y escuchando jazz. No sé de música, realmente no sé de casi nada, pero sí sé que me gusta y qué no. Lo que más me gusta escuchar es jazz en directo.  Me gusta mucho el cine, me gusta el cine lento, intimista, costumbrista y contemporáneo.

¿Que qué cambiaría? El mundo. No me gusta nada esto que entre todas y todos hemos construido, me parece todo una mentira, un error, no creo en los valores que hoy imperan, siento que no encajo ni quiero encajar. Creo en la justicia, me declaro humanista. Creo en las personas, detesto las religiones. Y todo eso es lo que intento hacer en un micro-minúsculo grado cuando me voy de voluntaria a algún sitio o ayudo a alguien a lo que sea. Lo hemos hecho todo mal, podríamos haber sido felices y ganó la codicia. Es asqueroso. 

Por eso me he desmarcado todo lo que puedo desmarcarme sin poner mi vida en peligro. No puedo creer cuando escucho hablar en medios, o por la calle a la gente, nadie aprendió nada, casi todxs siguen aspirando a lo mismo, al mismo estilo de todo, no ven que eso se acabó, que no funcionó y están volviendo a empezar más de lo mismo. Por eso me cuesta encontrar personas que me gusten para compartir, pero las hay, pocas, pero las hay y voy dando con algunas, afortunadamente. Lo necesito y me siento muy sola.

En cuanto a qué quiero que sea lo próximo que escriba, deseo con toda mi alma escribir mejor poesía, pero eso no depende de mí. No lo sé, ni nadie sabe si seré capaz o no porque eso es futuro y el futuro no existe. Somos procesos. Vivimos.

                            






CÓMO SE ESCRIBIÓ "La LUCIDEZ de ESQUIZO" 
y primicia sobre su segunda edición


Cuando terminé de escribir “A contraluz de embargo” sentí hastío de sentirme, mirarme, observarme, a mí siempre a mí. Me pareció normal pues este libro habla durante un año en tiempo real de mi desahucio y cómo lo viví en todos los aspectos de mi vida.
Como ejercicio empecé a intentar a escribir sobre los otros, sobre quiénes son en esta sociedad “los diferentes”, sin ninguna intención de hacer un libro.

Un día vi un documental que recomiendo: “Qué tienes debajo del sombrero”, lo escogí por la fascinación que me produjo siempre la locura; desde mi temprana adolescencia casi todxs los artistas de todos los ámbitos que me enganchaban y encantaban resultaba con el tiempo que eran personas con algún trastorno de tipo esquizoide, y ahí ¡vi a los diferentes!
Un día me encontré escribiendo un poema en primera persona en el que hablaba un “loco”, hombre, de mi edad, desde un psiquiátrico y fue como abrir la caja de Pandora. Me empecé a documentar para no escribir chorradas y descubrir o imaginar los diferentes tonos poéticos que esto podía desencadenar.
Tras leer varios libros no podía parar de escribir poemas en la misma tesitura, así fue como al cabo de tres años había acabado “La lucidez de Esquizo”, esta es la explicación de por qué los poemas , a pesar de tratarse de una unidad tocan tantos registros o estilos diferentes, reflejan la mente de una persona con ciertos desequilibrios muy entre comillas. La cita que lo encabeza deja muy clara mi opinión sobre el tema.

Con el libro acabado llegó la siempre eterna pregunta, ¿tiene interés publicarlo?
Como había leído muchos poemas sobre desahucios que, a pesar de haberse escrito con muy buena intensión, me parecían chorradas, porque lo había vivido…  me entró un enorme pudor de hacer lo mismo.
Fue ahí cuando se me ocurrió enviárselo a una poeta esquizofrénica que seguí mucho tiempo en una tertulia de radio, la rastreé por internet y di con ella. Cristina Martín, Princesa Inca su nombre artístico. Se mostró encantada de leerlo y darme su honesta opinión, al mes y medio me llamó, le había encantado, le había hecho bien leerlo y acabó siendo la prologuista, nunca se lo agradeceré lo suficiente.
A raíz de su publicación empecé a recibir confesiones de personas a las que no conocía personalmente pero sí en la red, y mucho, sobre que ellas también tenían este perfil y lo bien que les había hecho leer el libro.


A un año de su primera edición saldrá, en breve, la segunda con obra plástica de Josep Grifoll un poeta y pintor maravilloso que, altruistamente, ilustra la segunda edición.

                                            Muchas gracias y un abrazo, Mónica.









La Caja Negra /



El libro reúne 34 poemas en los que la autora habla "del esquizofrénico como un ser pensante y deseoso que se plantea la existencia con gran intensidad, alguien que roza la trascendencia de un filósofo, que lucha por entender lo que existe y cómo". Para ella,  el loco es un visionario, un ser incomprendido.
Ha necesitado tres años de documentación e inmersión en la literatura de artistas con perfiles esquizoides para gestar este libro, que ofrece un inusual punto de vista, al hablar en primera persona, desde la posición de un esquizofrénico. Cuando acaba 'A contraluz de embargo', su primer poemario editado, en el que narra los primeros doce meses de vida tras su desahucio, encuentra la necesidad de hablar de otros. Es así como desemboca en 'La lucidez de Esquizo'.
El libro, editado en mayo de 2016 por la editorial Lastura, vio la luz coincidiendo con la última Feria del Libro de Madrid, donde la autora fue invitada a firmar ejemplares. No obstante, se negó a realizar una presentación formal en dicha ciudad ya que prefirió que este acto tuviera lugar en la que considera ya su tierra, Almería.
El acto contó con  una actuación del grupo de Jazz 'Brotolling Trío', formado por Ginés Peregrín, Pilar Romero y Maite Palomo, así como imágenes del polifacético artista barcelonés  Josep Grifoll.
Graciela Zárate nació en Buenos Aires, Argentina, en 1962. Tras estudiar allí Escenografía y Vestuario Teatral en la Universidad del Salvador, se traslada a España en 1985, país en donde reside hasta la fecha y donde comienza a escribir poesía. Ha trabajado en Madrid en el Centro Dramático Nacional y en el Teatro Real, entre otros. En marzo de 2012 se retira a la provincia de Almería donde escribe 'A contraluz de embargo', versos autobiográficos en tiempo real editado por Lastura en 2014 (próximamente en tercera edición en castellano y en primera en su traducción al francés).
En la primavera de 2016 publicaba tres nuevas obras en la misma editorial: 'Hoy todo huele a niña' y 'La lucidez de Esquizo' en la colección Alcalima de poesía, y el poemario infantil 'Poemas para dibujar en voz alta' dentro de la colección 'Versos para duendes'. Ha participado en  recitales en 'Los Banderines de El Zaguán' -un carismático pub almeriense- y fue protagonista de una de las sesiones de 'Poeta de Guardia' emitidas en Candil Radio, la emisora municipal de Huércal de Almería.
Ha colaborado en revistas como 'Álora, la bien cercada' (Málaga), y 'La hoja azul en blanco' (Madrid), entre otras, y en diversos blogs especializados. Además, ha publicado diversas críticas de opinión sobre cultura y temas sociales en el periódico 'Ideal' de Almería; ha participado en la antología contra la violencia machista 'Amor se escribe sin sangre' (Lastura, 2015) y ha coordinado el libro colectivo 'Refugiamos', una edición solidaria publicada en la misma editorial.
'La lucidez de Esquizo', ilustrado por Paola Santos Sánchez, está prologado por Cristina Martín (Princesa Inca), poeta catalana que ha publicado cuatro obras, paciente de esquizofrenia y habitual colaboradora de distintos medios de comunicación. La poeta afirma: "La lucidez de Esquizo nos acerca con delicadeza extrema y verdad de hierro, a un mundo triste pero también poderosamente poético y apasionado. Nos invade una compresión emocional de lo que la sociedad llama locura; es ahí donde la autora pone toda su contundencia poética en versos extremadamente auténticos y profundos. Quedémonos pues con la fuerza de sus palabras, en las que el loco es descrito como un ser espiritual y con una fuerza vital grandiosa mientras los otros, los mal llamados cuerdos, lo quieren encauzar por su raíl". Los versos contaron en la presentación con el análisis literario de Fernando Labordeta Blanco.
Las imágenes proyectadas durante la presentación son obra del catalán Josep Grifoll, poeta y artista plástico, que a los 6 años ya pintaba al óleo y a los 10 las paredes de casa de sus padres parecían un Museo en el que ya vendió una de sus obras y comenzaba con experimentos, sus pinturas se fabrican con tierras naturales o pinta murales en los terrenos rocosos de los bosques de Casserres (Barcelona). Pero no es hasta los 19, cuando sus repetidas 'crisis' prácticamente le dejan sin salir casi durante dos años y es ahí cuando él descubre que cura más el arte que la psiquiatría. Sus obras y fotografías han sido expuestas en Nueva York, Milán, Francia, Madrid, Bilbao, Barcelona, etc.
'Lastura' es una editorial independiente nacida en la primavera de 2013 en Ocaña (Toledo). Dirigida por Lidia López Miguel, cuenta en su consejo editorial con la poeta y profesora Isabel Miguel (editora y directora de las colecciones de poesía) y con el dramaturgo y profesor teatral Miguel Ángel Mañas (director de la colección de teatro). En la actualidad ofrece fundamentalmente cinco colecciones: 'Alcalima' (poesía), 'Versos para duendes' (poesía infantil), 'Alquisa' (narrativa y micronarrativa), 'Draconia' (narrativa infantil) y 'Apuntador' (teatro). Su catálogo ofrece 140 títulos, mayoritariamente en las colecciones especializadas en poesía. Uno de los objetivos primordiales de esta editorial desde su fundación es ofrecer literatura multilingüe desde La Mancha y mantener unos justos precios de venta al público.