Jorge Vinitzky es uno de esos poetas que uno cree
conocer de toda la vida. Aunque nunca se hayan encontrado personalmente. Eso sí,
se comparten sentimientos, vivencias, poesías que acortan la distancia…
Pues Jorge abraza con
sus versos, o da cachetadas a la vida, o cae de rodillas ante la impotencia, se
subleva ante el dolor de la infamia… siempre sabe cómo esgrimir la pluma en favor
de lo justo y de lo que dignifica al ser humano.
Se puede ser amiga de
alguien que no sé cómo luce, a quien nunca le he apretado la mano… no sé, pero
estoy segura de que somos compañeros de una ruta muy especial marcada por la
literatura…
Cotros poetas, entre los que está Oscar V Conde, otro grande... |
Un día, no hace mucho,
me dedicó un poema, como hace con otros colegas y amigos. Le pregunté ¿por que
me había dedicado ‘ese’ poema: ‘Soledad Autista’? Pensé que tal vez había leído
algo que escribí para la soledad y eso lo inspiró, mas no fue así, solo lo
escribió y luego pensó que era para mí. Lo que él no sabía es que yo trabaje
muchos años con niños autistas y que estos niños fueron mis maestros en muchos
aspectos.
Además, Jorge ha
prologado uno de mis libros, con un respeto y un cariño que entibió mi pecho, llenándome
de agradecimiento.
Él no ha publicado en
papel, pero sus letras vuelan por el cielo cibernético, algún día sus poemas se
juntarán y se depositarán en una imprenta para dejar una huella en la historia
de nuestra poesía.
Por eso les presento a
un poeta, un ser humano, un amigo de gran valía.
A Mónica Ivulich
Soledad Autista
Contó uno a uno sus
dedos.
Con mirada ausente
se quitó los zapatos
Jorge y sus descendientes |
e hizo lo propio
con los dedos
de sus pies.
Mientras se balanceaba
hacia delante
y hacia atrás,
repitió
una y otra vez
la canción
aprendida cuando niño.
El frío viento
que arreciaba en el
patio
lo llevó a su casa.
Se sentó en su silla de
siempre
y, como siempre
se sumió sus nublados
recuerdos
de números y canciones.
Contó los años
que llevaba solo,
y los meses,
y los días,
y las horas.
La seguridad de su
morada
lo tranquilizó.
Su historia y su
presente
se fueron esfumando.
Sus días
y sus noches
eran siempre iguales.
Su pasado…
no era nada.
Jorge Vinitzky
Pequeña biografía literaria
Comencé a escribir
poesía en Montevideo. Publiqué mis trabajos en los “Cuadernos de Marcha”, un
periódico local.
Frecuenté el bar
literario y bohemio “Tupinambá”. En esos tiempos gané el premio de poesía
juvenil J.C. Onetti.
A los 17 años, ya en
Buenos Aires, estudié veterinaria en la
UBA , previo paso por el Colegio Suizo Jakes D´Alcroze.
Mi interés por la poesía
social me llevó a leer mis poemas a presos, tanto en cárceles como
telefónicamente. También lo hice en “Villas” del bajo Flores, y en el hospital
Muñiz.
Permanezco inédito.
Utilizo F B e Internet, donde tengo un blog para compartir mi poesía.
Recito en presentaciones
y bares literarios, y he prologado y compuesto contratapas de algunos libros de
poetas argentinos.
Jorge
Vinitzky
POEMAS ELEGIDOS por él
mismo
Acechan
Nos acechan
ocultos entre multitudes
inanes,
disfrazados de nadie.
Distinguirlos es
necesario;
protegerse
imprescindible.
Están mezclados
entre las raíces
retorcidas
de nuestro árbol de la
vida.
Nacieron cuando nacimos;
crecieron con la
cadencia
que creímos,puerilmente,
nuestra.
Fatal error nunca
asumido.
Las fieras no habitan la
selva.
El miedo no se esconde
en el monte.
Esperan, pacientes, cada
paso en falso
que abúlicos,daremos
ignorando a la bestia,
que anda nuestros pasos,
que duerme en nuestra
cama
y devora nuestra alma.
Debemos ser cuidadosos,
los espejos los
multiplican.
Cuando amamos,
fornican.
Cuando abrazamos,
acuchillan.
Cuando nuestro espíritu
se expresa,
rotundo y diáfano,
tiemblan.
Jorge
Flores de otoño
Flores de otoño
flores de seda
que llueven
frente a mi ventana
y cubren el patio
Llegan
como un suave meteoro
Rojas
Blancas
Amarillas
Llenan el éter
de dulces fragancias
Flores que los niños
recogen
en un bullicio
de risas
y ojos maravillados
Vecinos que salen
a ver el milagro
tomados de la mano
Hoy llueven flores
Quizá mañana
el sol las derrita
como coloridos copos
en un arcoiris
que todo lo cubra
Que todo lo tiña
en fábula de colores.
Jorge.
Guerras
La luna
rojiza
abreva
del eterno
charco
de la muerte
La noche
aúlla cristales
sobre
formas difusas
El campo
yermo
En Bar Lavalle |
murmura
su maldición
antigua
Las sombras
heridas
repiten
su mantra
de resurrección.
Jorge
5/11/ 2015
La Caleta
El mar
araña la arena
fría y salada
Con garras
de espuma
gasta
los pequeños
guijarros
La fosforescencia
de la espuma
ilumina la noche
y entona su aria
donde mueren
las olas
Cementerio de rocas
corales
cuarzos diminutos
Planicie nocturna
de la caleta
solitaria
Espero la madrugada
caminando
por la resaca
con mis pies
desnudos
y mi alma
volando
Con Oscar Vicente Conde, Nabor Alvaro Córdoba y Cynthia Rascovsky |
sobre el faro
apagado
del negro pedregal
y la lobería
silenciosa…
dormida
Jorge
8/11/2015
Parque de diversiones
El carrusel gira
y deja oír alegres
melodías.
Sus briosos corceles
recorren el mismo camino
vuelta tras vuelta.
Las risas infantiles
suenan
como el trino
de una bandada
de dorados jilgueros.
La gran vuelta al mundo
repite arriba y abajo
vistas asombrosas
del paisaje nocturno.
Algodones de azúcar
y manzanas al caramelo,
regalan pegajosas
sonrisas.
Más allá
el túnel de los espantos
deja oír los gritos
de un alegre miedo de
juguete.
El parque entero
es un reino de
felicidad.
Cuando la madrugada
avise
todo será silencio y
quietud.
Los arrumbados juegos,
detenidos por el tiempo
y el abandono,
recobrarán su agónica
soledad.
A los fantasmas niños,
graciosas almas
traviesas,
el día les es negado.
Son dulces esclavos
de la nocturnidad.
Jorge.
Pasan caminando
frente a mí
En silencio
No me ven
Miran hacia abajo
Hacia el suelo pedregoso
Se van perdiendo
en la niebla opaca
a medida que se alejan
Lentos
Con un cansancio eterno
Reconozco algunos…
Vecinos
parientes
Veo a mis abuelos
tomados de la mano
Se esfuman
Retornan a la muerte
Mi pecho
se siente vacío
Faltan largas horas
para la madrugada
Solo duermo
mientras vivo mi sueño
con el tiempo…
aletargado
Jorge
Poeta en el Arcoiris
La belleza que busca
es abstracta,
como un cuadro
surrealista.
Como el colibrí,
de plumaje iridiscente,
que suspendido en el
aire
zumba,
con alas casi
invisibles.
El otoño abre su
corazón,
y el poeta roba sus
colores,
dorados, ocres,
amarillos, rojos.
Pasea sobre un crujiente
manto de hojarasca,
y arrastra los pies.
Mira y mira,
buscando inspiración.
Y, entonces…
Se trepa al arcoiris
y lo recorre
como ágil equilibrista.
Llega al final
y encuentra su tesoro.
…Pero no hay oro ni
monedas.
En el cofre mágico,
el poeta,
arrobado por la belleza,
deja un papel
con un poema otoñal.
Con un sueño más.
Jorge.
Versos sin tiempo
Llevo años
quieto
Viendo los capullos
florecer
Llenando mis ojos
de colores
y rodeado de aromas
Poesía
que me toma por asalto
y la suave desesperación
del papel en blanco
La urgencia
de recordarlo todo
al llegar a mi morada
Mi lápiz
y mis notas apuradas
Plasmando sentires
como gotas de rocío
Llevo mis años
reviviendo sueños
que nunca son
como fueron
Poetas en Buenos Aires |
Letras como noches
de azabache bruñido
La vida y la muerte
la soledad y el amor
Llevo eras
escribiendo utopías
realidades eternas
que superan
la humildad
de mi mano derecha
Jorge.
7/11/2015
Muchísimas gracias, querida Monica!!!!
ResponderEliminarA ti por regalarnos tanta belleza sincera
EliminarA ti por regalarnos tanta belleza sincera
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