No hay mejor forma de
presentar a
Oscar Vicente Conde
que su propia poesía:
Cae desde la nada
un hilo rojo
oscilando entre las nubes
se escucha la voz de la
lluvia
antes de su llegada
el canto de las aves
lejanas
el eco de los viajantes
desnudos
el roce del aire en el
vacío
las manos pequeñas rogando
las ausencias entre los
brillos
la entrega
la espera
un cielo que se disuelve
y nosotros títeres
extraños
O.V.C.
Conde, un escritor al
que leo con regularidad porque su estilo contundente ha creado una poesía nueva
y madura a la vez. Es un escritor que no deja confusión cuando se leen sus
poemas, aunque hable del mundo desde los intersticios más oscuros:
…
“éste mundo parece
claudicar
lejos de otros mundos
mundos ocultos
dentro de otros mundos
que los han devorado.”
…
O.V.C.
Es la segunda nota
que hago sobre este poeta que entra a mi casa con asiduidad por su palabra
limpia, clara, original y, sobre todo, profunda. Sin conocerlo personalmente
intuyo su dolor, su asombro, su transitar… y él parece representar a cada uno
de nosotros, como si nos conociera íntimamente.
En sus versos hay
experiencia y sorpresa, intensos sufrimientos y amores, miedo y audacia, sobre
todo: hay talento.
MUNDO es un libro que
resume la condición humana, la pincela de forma decisiva y sobria, a la vez que
deja caer, con todo el peso, su pasión y su vacío…
XIX
Están cansados de tanto
cansancio
de bregar por sus
inocencias
de descreer en Dios un día
y al otro pedirle
imposibles
están cansado de soñar
quimeras
de los fantasmas desnudos
del hambre
de la pobreza
de las ficciones
de las mentes inhóspitas
del abismo
que devora todo
O.V.C.
Muchas gracias Oscar
Vicente Conde por permitir que entre en ese tu, nuestro, MUNDO, un trabajo
literario que te consagra por tu arte y sabiduría. Era menester que dieras a
luz este poemario único y definitivo.
Mónica Ivulich
Para
Revista GUKA
Biografía
Nació en Lanús, Prov. de
Buenos Aires, el 18 de diciembre de 1947. Escribe poesía desde los doce años,
con algunos intervalos.
Escribir poesías es su
estilo de vida, según sus propias palabras.
Durante los años 2009 al
2011 realizó talleres literarios con el Historiador y Profesor de Lengua
Roberto Vera.
En poesía ganó el ler.
Premio del Concurso Internacional “Roberto Arlt” del Centro de Letras y Artes
San Telmo y Revista Arlequín, del año 2000.
Obtuvo varias menciones de
Honor y participó en varias antologías poéticas.
Amante de la poesía
surrealista de Ricardo Molinari, Aldo Pellegrini, André Breton, Vicente
Alexaindre, entre otros. También amante de la poesía de Oliverio Girondo.
En el año 2000 publica:
"DESTINO" por haber ganado el primer premio "Roberto Arlt",
ya mencionado.
El 15 de noviembre de 2013
fue presentado su segundo libro de poesía “SILENCIOS PINTADOS en la PIEL”, 1er.
edición agotada.
El 30 de mayo de 2014 se
presentó RESURRECCIONES.
Con fecha 14 de octubre de
2014 fue reconocido como finalista en el “IV Certamen Internacional de
Literatura” de Latin American Intercultural Alliance (L.A.I.A.) de New York,
USA.
El 30 de junio del 2017 se
presentó su libro MUNDO.
Y antes de terminar esta nota llegó un diploma:
Y antes de terminar esta nota llegó un diploma:
PRÓLOGO
Parafraseando a Mario Benedetti, podemos
señalar que Oscar Vicente Conde no viene a contar el mundo, pero sí a compartir
a través de su admirado talento, las distintas variantes que presenta este
tiempo que podríamos denominar como de transición apocalíptica. Por eso, al
destacar a este poemario, como una prueba más de una visión filosófica de
trasfondo profético, creo posible aproximarme, a la razón profunda que lo
atraviesa.
Miguel Ángel Bustos, en uno de los versos
de sus “Fragmentos fantásticos”, dice:
“Esta espantosa reliquia del dolor: la alucinada memoria”; y es el caso cuando
se abreva en la consideración de estos poemas que transitan por los infinitos
caminos de la existencia y los mundos que nos rodean. Oscar Vicente Conde,
también recurre insistentemente a plantear ese panorama tan diverso como
indescifrable, y lo hace a partir de registrar pacientemente, la agonía global producida
por los males que abruman a la humanidad, como si fuera llevada a un inexorable
acto sacrificial, un retorno a lo pagano en cuanto a desacralizar se trata.
Su prédica se construye desde la misma
tierra que sangra, desde el mismo lugar en donde se espera la nada que se
transforma en un lamento que llama sin descanso, o el pecado: “como un error perpetuo”, al decir del
poeta. Es el mundo no contado, el que se percibe y el no visible, el objeto de
este libro, pero su visión es por igual un reto a esa persistente sombra que
avasalla con su omnímodo poder, con su absoluto desprecio por la vida, y capaz
de rendir al propio pescador de almas. Sin embargo, ante ese llamado
vertiginoso de lo incierto en medio de la decadencia generalizada, resurge como
si fuera “el viento que ejercita su
propio idioma”, el deseo que impregna el libre albedrio de los seres que
habitan el universo. Ese deseo de volver a la vida, sólo puede ser posible,
imitando a los niños que son los “amos de
los sueños”, las almas azules de la inocencia, “la esperanza que camina con pies de seda”.
El “Mundo” de nuestro poeta, tiene las
características insondables de los pensamientos que se abren paso en la
oscuridad, de los espíritus abnegados que describen las calamidades que sufre
el planeta, sin resignar el valor de la construcción lírica a un mero panfleto
de ocasión. Su oficio poético no apela a la facilidad, porque es complejo todo
lo que nos rodea; no obstante, su fe se revela entera y protagónica cuando
apela a las fibras más íntimas ante lo que debe ser salvado de las sombras de
la desolación y el caos, porque quizás sea “la
última oportunidad de vencer” … “antes que todo esté demasiado lejos”.
Nuestro
poeta nos impacta con su creación, levanta su voz en la plenitud de un canto
surrealista y vital, con ese “luminoso
afán de elevación”, como bien lo destacó el inolvidable Jorge Ariel
Madrazo. Finalmente, gracias! Oscar Vicente Conde, por brindarme el privilegio
de prologar tu magnífico libro, que consagra una trayectoria al servicio del arte
poético en su más alto concepto.
David Antonio Sorbille
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