martes, 26 de diciembre de 2017

Mercedes Gallego: funcionaria, 'policía femenina' escritora española y más

He conocido a Mercedes Gallego por Facebook, he seguido sus mudanzas, sus descontentos, sus saudades y la llegada de su gata Candela con los relatos -consecuentemente- de la gata sobre su ama.
Es una escritora que, a pesar de cuidar los pormenores, de ubicarnos detalladamente en escenarios y tiempos, nos hace vivir la trama con un texto directo, fluido, tan vívido que parece contado en la mesa de un bar. No es difícil pasearse sobre sus hojas y entregarse a los misterios que nos va entregando.
M Gallego me envió su novela hace meses y, por destinos inescrutables para mí, no pude bajarla en su momento. Después un problema en mi vista me impidió leer en la pantalla del ordenador por lo que la dejé de lado. Ahora mis ojos están algo mejor -aún con la recomendación de no estar mucho en la compu- y resulta que vuelvo a su archivo, comprobando que una de las dos novelas que enviara apareció. (¿Magia navideña?)
El caso es que me encantó meterme en la vida de Candela Luque y su “Operación maletín”
He aquí la SINOPSIS:

Una mujer aparece muerta en un céntrico hotel de Barcelona. El caso recae en el jefe del grupo de Homicidios que recurre a la recién llegada Candela Luque, agente del Grupo Experimental de Policía, para llevar a cabo la investigación.
La joven pertenecía a un grupo de ventas, que proliferaban en la época, pero la aparición de unos brillantes y la huida de los jefes, junto a la desaparición de las restantes compañeras de la víctima, complica los hechos.
Candela viaja a la isla de Tenerife buscando respuestas porque la joven asesinada era de allí. Encontrará tráfico de drogas, corrupción policial, pero no al asesino que a punto está de acabar también con ella.
Candela no sólo investiga un crimen, también hace varias reflexiones donde se entrevé a Mercedes dictándole letra, como cuando dice:
“Ahí radicaba el verdadero problema del feminismo, pensaba Candela: en la mujer. Era la primera que debía concienciarse de que tenía los mismos derechos y las mismas aptitudes que el hombre, pero no solo en el aspecto laboral.”
Candela es una mujer independiente e inconforme, no se amilana ante la “autoridad” ni ante el machismo. Rechaza la corrupción y el abuso de todo tipo.
Muchas veces nos preguntamos sobre la vida de quienes escriben el libro y
como es que se llega a elaborar una trama o tramas que se resuelven en tal o cual texto.
He leído el blog y me he enterado de algunos detalles sobre el proceso creativo que le ocurre a Mercedes Gallego, lo más atractivo es su forma poco ampulosa y simpática de decirlo:
“Mis protagonistas son policías, ese es mi género y ahí lo tengo más fácil porque conozco el ambiente desde dentro, pero no es lo mismo, porque no se trata de contar mi vida, aunque aproveche la experiencia. Entonces es cuando paso unos días leyendo con media cabeza y con la otra media imaginando ese entorno en el que ella no tardará en entrar. Organizo su mesa de trabajo, los bares que frecuenta cuando sale a desayunar, los compañeros de oficio... ¡Uf! Otro parón.

Tienen que ser reconocibles, con sus características y su idiosincrasia genuina, pero cuidando, como en la protagonista, no exagerar. Busco en mi memoria personas que hayan pasado por mi vida y elijo. Manel, el policía compañero de Candela tiene mucho de un inspector que conocí en mis tiempos. Virginia también. Una médico frustrada, una mujer seria y difícil de conocer porque se lo guarda todo para si. Vuelta a hacer fichas, vuelta a crear físico, carácter, vivienda, gustos...”
Me gustó su forma de plantear su historia, tiene mucho de profesional y un dejo de naturalidad en una combinación encantadora. Su novela es especial para relajarse, para leer en la playa o en el tren, avión, etc. En fin, la recomiendo ampliamente.
Conozcámosla un poco

Bio de Mercedes Gallego.
Nací en un lugar de la Mancha, como don Quijote. Desde mi jubilación a los 60, dedico mi tiempo a escribir.
Soy psicóloga, pero apenas he ejercido porque mi vida laboral se ha desarrollado en la Administración del Estado, donde ingresé como funcionaria en 1968. Por azares de la vida y por ser el primer ministerio que convocó plazas cuando quise independizarme, me destinaron al Ministerio de la Gobernación, que así se llamaba entonces. Hoy se llama Interior. Después de siete años archivando papeles, haciendo pasaportes y carnés de identidad, vi una publicación en el BOE que solicitaba personal de oficina (entonces solo éramos mujeres) para una experiencia piloto que consistía en probar «si la mujer servía para policía». Recogí el guante y me presenté al llamamiento. En total fuimos unas treinta de toda España y formamos el llamado «Grupo Especial de Policía Femenino», del que nada se supo y que apenas realizó labores policiales, por más que yo sí hice algunas porque me pasaba el día protestando y diciéndole al comisario de la Brigada en la que yo trabajaba realizando labores de archivo, que para eso no necesitaba una pistola.
Después de recorrer varios destinos recalé en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), donde han transcurrido mis últimos años hasta la jubilación. Allí mi actividad cambió al diseño de carteles, portadas, folletos y publicidad para apoyo a la investigación. La página Web del centro y la creación de presentaciones multimedia fueron otros de mis cometidos, así como la fotografía y el vídeo digital. Preparé exposiciones y presté apoyo a congresos y demás eventos. Concretamente, en 2004, la conmemorativa del cincuentenario del descubrimiento del ADN, y toda clase de eventos para difundir la investigación científica, maquetación de libros y boletines. Un trabajo apasionante pero nada comparado con escribir.
Mi vocación siempre ha sido ser escritora, pero como persona independiente, consciente de lo difícil que era, y sigue siendo, abrirse camino en un mundo tan complicado como el de la literatura, cuando pude acogerme a la jubilación después de cotizar los años exigidos por la ley, no dudé en dedicar mi tiempo a esa realización pendiente. Mis primeras novelas recogen la creación del Grupo de Policía al que me refería en el principio, pero todas las historias son inventadas, puesto que, como ya he dicho, apenas se nos utilizó para cometidos policiales. Eso sí, en la promoción de 1979, pudimos concursar en turno restringido y fue entonces, cuando ya tenía dos exámenes aprobados, que fui testigo de la forma de hacer de algunos policías, decidí pedir la excedencia. Esta experiencia la reflejo en mi primera novela, Operación Maletín.
Generalmente escribo novelas de serie porque son las que me gusta leer, pero una de las Sagas, la que está ambientada en La Transición, la he cerrado por motivos sentimentales. La empecé en Barcelona y se desarrolla allí, y hace ocho meses dejé la ciudad y no me siento cómoda escribiendo en calles que todavía añoro. Estoy pensando editarlas en un solo tomo, haciendo pequeños ajustes para que no sea tan larga. Se llamará Trilogía de la Transición ― llegada de la mujer a la policía. Actualmente son tres novelas diferentes: Operación maletín, la primera. Matar al mensajero, la segunda y La trampa, la última.
La Saga de Ramona Cano, El asesino del ajedrez, sí tendrá continuidad, pero ahora estoy con un proyecto nuevo que está muy avanzado. No es un policiaco al uso, es más bien un thriller, o una novela intimista. Pero no quiero avanzar nada, ya se verá en su momento.

Todo está en mi Web (www.mercedes-gallego.com)
uno de mis libros a la actriz Lluïsa Castell.






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