lunes, 29 de enero de 2018

Entrevías Mon Amour de Justo Sotelo doctor en Economia y en Literatura, madrileño, escritor.

Es muy alentador encontrar gente que nos alegra la mañana con un comentario, anécdota, noticia… incluso si es en las redes sociales. Y si este ser humano existe, ese es Justo Sotelo, a quien -a veces-  confundo con un protagonista de ficción.
Nunca hemos tomado café juntos, cuando lo hagamos creo que tendremos una conversación disparatada y nos reiremos de nuestros propios personajes.
Tuvo la amabilidad de enviarme su novela Entrevías, Mon amourque ejerció un efecto inesperado en mi subjetivismo: me transporté a esa iglesia donde los protagonistas vivieron y crecieron desde niños. Yo, que no sufrí ni de oídas ninguna contienda, me vi -mentalmente- conviviendo con españoles, hijos de la guerra. Conozco muchos nativos de España que aun sufren sus consecuencias y sus traumas. Luchar entre familiares (a veces sin proponérselo) deja cicatrices profundas en una sociedad, aunque sean intangibles. Y se heredan esas cicatrices de generación en generación.
La trama solo tiene estos personajes como telón o paisaje de una(s) historia(s) más íntima(s) y de la Historia que, como gran tela-araña nos abarca a todos.
 Teo Abad es un periodista que abandonó su ciudad, familia, amigos para viajar como corresponsal de guerra en Iraq y otros países, al regresar le esperan para que ‘dé cuerda’ a las pasiones, anhelos, ilusiones de cada uno ellos (los ‘abandonados’) y hasta a la muerte de algunos.
  Judith es una arqueóloga, que necesita encontrar los cadáveres desaparecidos de sus padres para recuperar su infancia y parte de su identidad, además se aman con Teo desde la tierna juventud. Tiene una joven hija de otra pareja: Tamara
Edipa a quien no le disgusta su silla de ruedas trabaja también como arqueóloga con su amiga Judith.
El padre Román que los albergó desde niños en una Iglesia a la sazón desacralizada y que será demolida después que él muera permitiendo que muchos secretos salgan a la luz.
El padre de Teo es un caso especial, para mí: un arquetipo español y una personalidad muy tierna, humana. Su obsesión es “llevarse la vida por delante” y su meta obcecada es quemar el panteón de El Escorial como venganza ideológica, también: visitar la tumba de Machado donde desea dejarle un poema como muchos hacen.
 Incluyendo los secundarios, como Tamara y la Niña, cada personaje teje parte de la historia de España en ese lugar y momento, a la vez que dibujan nuestras fortalezas y debilidades de seres humanos.
¡Qué acierto hacer jugar a Antígona e Ifigenia entre ellos! Una pincelada de tragedia griega que está muy a tono con el clima de pasión y muerte, misterio y sacrificio que destila esta novela.
No comulgo con lo que dice Justo Sotelo sobre mí: no soy una crítica literaria. No: leo, siento y traduzco mis emociones, sensaciones, pensamientos sobre libros, sin la técnica ni profesionalidad que se les adjudica a los críticos de cualquier expresión artística. Podría opinar que soy una lectora activa o ¿reactiva? Y volveré a decir como lo hice en un “comentario informal”: Creo que, desde mi juventud, cuando leí Rayuela o Bonjour tristesse, no había disfrutado tanto.

Cuando encuentro una joyita literaria -como Entrevías Mon Amour- detengo todo y me dedico a disfrutar de su lenguaje sencillo, culto, bello, cero ampulosidades y de un estilo muy cuidado que nos permite entrar de lleno en el centro de un drama que atraviesa lo individual para plasmar lo universal. También para expresar lo que todos nos preguntamos: ¿por qué siguen las guerras tan repudiadas por todos? ¿Por qué seguimos entregando nuestros hijos, pero no podemos decidir sobre ellas?
La ternura está coloreando todas las escenas por tremendas que sean. Como cuando Judith dice: "Las cunetas se han formado con el polvo de los muertos, los camposantos están llenos de zanjas, las zanjas llenas de fusilados. Sólo quiero que me arropes y te quedes a mi lado hasta que me duerma". O como cuando padre e hijo se desnudan en el cerro donde admiran los pájaros, sus colores y sus cantos, en un acto rebelde de plena libertad para luego abrazarse, para no dejar a su padre solo y fundir sus calores.
La escena con el padre en el cerro, según mi parecer, es antológica. Tiene sonidos, colores, danza alocada de cuerpos y sentimientos. Si alguna vez llegara a filmarse, será tan recordada como la de Zorba el griego.  Es mi impresión.
Teo cumple con todos, ha sido catalizador de los deseos de sus amigas, de su padre y regresa a su labor de corresponsal de guerra (a lo que había renunciado) él mismo ha cambiado, su barrio y sus seres cercanos también, solo el recuerdo de la chiquilla que murió en sus brazos no lo ha hecho, ella seguirá indeleble en su memoria. Debe volver porque “se necesitan héroes para derrotar al monstruo de la guerra… O locos”. Un final redondo y el principio de otro ciclo con muchos interrogantes y puntos suspensivos.
Mil gracias Justo Sotelo por deleitarme con tu obra y permitirme dar mi humilde opinión sobre la misma.
                                  Mónica Ivulich, para Revista Guka, DR2018Fr

COMENTARIO INFORMAL
Cuando tenía 7 años tuve un sarampión impresionante, me picaba dentro de las orejas, entre los dedos de los pies, debajo y dentro de los párpados, el cuero cabelludo… mis padres habían oído que debían darme calor para que la erupción fuera rápida y curara lo más pronto posible, así que, además de la estufa, el pañuelo rojo en el cuello y las mantas, a mi padre se le ocurrió darme una pequeñísima copa de fernet, si… y puro.
Era la primera vez que permitían que yo probara alcohol. Cuando papá se fue a trabajar mi madre vino y vio que yo sorbía apenas el fernet y lo dejaba. Me dijo: -si no te gusta no te obligues a beber…- La miré sorprendida y respondí: - ¡al contrario! ¡Bebo de a poquito para que no se gaste!
Es lo que me ha pasado con la novela de Justo Sotelo “Entrevias, mon amour”. Leo un capítulo por día y me detengo a saborearlo. Por sus figuras literarias, las situaciones en que se ven comprometidos los protagonistas, las personalidades de cada uno, los recuerdos, historias, reflexiones… podría haberlo leído en uno o dos días, pero decidí conscientemente no hacerlo. Voy al paso y de la mano de Teo o de Judith, de cada personaje vestido o desnudado magistralmente por Justo.
Pronto terminaré y me dará pena abandonar esta trama, lugar y los amigos que he conocido en Entrevías…
Creo que, desde mi juventud, cuando leí Rayuela o Bonjour tristesse, no había disfrutado tanto. En un par de días haré la nota en forma menos emocional y más seria, pero, de todas maneras, estaré melancólica habiendo cerrado un libro extraordinario.
                                                         Mónica Ivulich, DR2018Fr.


                                 BIOGRAFÍA Y BIBLIOGRAFÍA
Justo Sotelo nació en Madrid. Además de doctor y catedrático de economía, es licenciado y doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, máster en Estudios Literarios y en Literatura Española. El hecho de obtener el Premio Nacional de Bachillerato, y gustarle tanto las disciplinas científicas como las humanísticas, le llevó a estudiar Economía, al considerar que era una ciencia que reunía ambas vertientes. Años después se decidió a analizar los fundamentos teóricos y críticos de la literatura, ya que nunca ha dejado de escribir relatos.
Cuando habla de sus influencias literarias, cita "Rayuela", de Cortázar, "Ulises", de Joyce, "En busca del tiempo perdido", de Proust, "El ruido y la furia", de Faulkner, el mismísimo "Quijote"... Considera que la vida, en parte, es lo que es porque se ha aprendido en los libros. Y no sólo por la influencia en cada persona, sino en los maestros y amigos. La ficción se nutre de la realidad, pero ésta se transforma gracias a la ficción.
Como economista y profesor, Justo Sotelo es licenciado en ADE (Cunef, adscrito a la Universidad Complutense), doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la misma Universidad y catedrático de Política Económica. Además, ha trabajado como titulado del Servicio de Estudios del BBVA en el área de Macroeconomía y Coyuntura Económica.
Profesor de Economía y Literatura en distintas universidades, es Premio “Ángel Herrera” a la mejor labor docente.

Obras de literatura
Narrativa
“La muerte lenta”. (1995), Madrid, Ediciones Libertarias, 155 p. ISBN 84-7683-410-1
“Vivir es ver pasar”. (1997), Madrid, Editorial Huerga y Fierro, 220 p. ISBN 84-89-858-09-8
“La paz de febrero”. (2006), Madrid, Editorial Huerga y Fierro, 204 p. ISBN 84-8374-576-3
“Entrevías mon amour”. (2009), Madrid, Narrativa Bartleby, 306 p. ISBN 978-84-92799-15-2
“Las mentiras inexactas” (2012), Madrid, Izana Editores, 232 p. ISBN 978-84-939-646-6-5
“Cuentos de los viernes” (2015), Madrid, Narrativa Bartleby, 87 p. ISBN 978-84-92799-89-3
“Cuentos de los otros” (2017), Madrid, Narrativa Bartleby, 134 p. ISBN 978-84-92799-54-1
Ensayo
“Los mundos de Haruki Murakami” (2013), Madrid, Izana Editores, 329 p. ISBN 978-84-940657-4-3
Poesía
“Ocho heroidas al estilo de Ovidio” (2008), Madrid, Revista Hesperia, Culturas del Mediterráneo, nº 11, p. 245-251.
“Rechazo la simpatía de otros muslos” (2015), Málaga, Revista Álora, nº 31, p. 78.
Obra crítica
"La semántica ficcional de los mundos posibles en la novela de Haruki Murakami". Tesis Doctoral. Universidad Complutense (2011).
"Los mundos posibles en las novelas de posguerra de Manuel Rico". Trabajo Fin de Máster. Universidad Complutense (2012).
“Una visión de Virginia Woolf” (2007), Revista Turia, mayo.
“Gabriel Relham, autor del Aleph” (2008), Madrid, Revista Hesperia, Culturas del Mediterráneo, nº 9, p. 97-102.
“El mundo posible de Paulino” (2013), Consideraciones teóricas acerca de “Paulino y la joven muerte”, de Miguel Veyrat, Madrid, Izana, p. 133-196. ISBN 978-84-940-657-5-0
“Prólogo" de La fragua cero, de Gabriela Amorós Seller (2014), Madrid, Izana, p. 11-23. ISBN 978-84-942712-0-5
“Prólogo de En fuga”, de David Abad (2014), Yagruma ediciones, Aranjuez. ISBN 978-84-3173-0-9
Obras de economía
“Economía española. Los marcos sectorial y social”. (1995), Madrid, Editorial Mapfre, 282 p. ISBN 84-7100-941-2
“Introducción a la macroeconomía” (en colaboración). (1996), Madrid, Esic editorial, 278 p. ISBN 84-7356-137-6
“Macroeconomía práctica” (en colaboración). (1996). Madrid. Civitas, 350 p. ISBN 84-470-0785-5
“El medio ambiente en la política económica: hacia un modelo de integración en España” (en colaboración). (2000), Madrid, Mundi Prensa y Fungesma. Madrid, 214 p. ISBN 84-7114-949-4
“Ética, crecimiento económico y desarrollo humano”, con Jaime Marchesi. (2002), Madrid, Editorial Trotta, 203 p. ISBN 84-8164-565-6
“Teorías y modelos macroeconómicos” (en colaboración). (2003), Madrid, Esic editorial, 356 p. ISBN 978-84-735-633-8-3
“Exégesis de los tratados de la Unión Europea” (en colaboración) (2005), Madrid, Thompson y Civitas, 1356 p. ISBN 84-470-2380-X
Más de 30 artículos y capítulos de libros de economía sobre sus especialidades, publicados en Alianza Universidad Textos, Espasa Calpe, Información Comercial Española, Instituto de Estudios Económicos, etc.

Comentario por Marta Sanz
Entrevías mon amour de Justo Sotelo es uno de esos libros que no le tienen miedo a la tristeza; que no temen que un lector, acostumbrado a que le regalen los oídos con historias cuyos personajes encarnan los valores de un manual de autoayuda, lo cierre y no siga firmando con su autor ese pacto de confianza que implica ir pasando una página detrás de otra. Entrevías mon amour es, pues, una de esas novelas extrañamente respetuosas con sus lectores.
Esta novela escarba en lo que somos cada uno de nosotros indagando en las razones de nuestras enfermedades, nuestros traumas, la manera que tenemos que coger un vaso, nuestro oficio o nuestra forma de hacer el amor... Y explica todo eso sin dar explicaciones: tan sólo trazando una historia en la que cada uno de sus protagonistas es la cristalización de un pasado común, traumático, plagado de secretos, difuntos y fantasmas, que se quedan pululando por esa Historia con mayúscula que vamos construyendo cada día con nuestras pequeñas y minúsculas historias.

Desde el espacio más íntimo y sin recurrir a la épica, Sotelo habla de la guerra y de las guerras, el tema heroico por antonomasia. Habla de la responsabilidad de los verdugos y de esa otra responsabilidad, quizá más lábil y más difícil de comprender: la responsabilidad de unas víctimas que tienen la obligación moral de superar el dolor para desenterrar a los muertos que son simiente de amapola en las cunetas y recuperar, así, una memoria sin nostalgia que permita a todos los huérfanos, a todos los exiliados —de sus países y de sí mismos—, a todos los desposeídos y los desarraigados, seguir hacia adelante escribiendo la historia de los vencidos... Como Walter Benjamin, que constituye una de las muchas referencias vitales y literarias de esta novela, o Gabilondo, uno de sus personajes, como los forenses y los patólogos, como Judith y Edipa que no por casualidad son arqueólogas y saben que, sin conciencia del pasado, no se puede confiar en el digno advenimiento del futuro.
Detrás de cada muerto o de cada corazón herido en esta novela hay una experiencia triste —plomo, envenenamiento, talidomida, violencia, asesinato—; sin embargo, pese a toda esa tristeza por la que no hay que pedir perdón, Sotelo no cae en la telaraña pegajosa de las propuestas literarias que se regodean en que no hay nada que hacer y en que el ser humano es un animal maniatado por su dolor y por su escepticismo; una de esas propuestas que, comercializando un sentido espurio de la angustia, son como una llaga en el carrillo que vamos agrandando con la lengua: cuanto más nos mortifica, más nos satisface. Nos recreamos estéticamente en el propio sufrimiento, nos damos tanta lástima y es tan bonito llorar y regodearse en las más bajas pasiones, que estamos a un paso de la cursilería y de que la literatura se convierta tan sólo en un mecanismo para hermosear la tragedia. Y hermosear la tragedia es lo mismo que no ver. Sin embargo, Sotelo no escribe una novela para que sus lectores, en la gratificación del reconocimiento, se den pena a sí mismos mientras descubren lo bien que escribe un autor, sino para que, como su protagonista, Teo Abad —un hombre que es heroico en la misma medida que imperfecto—, al final y pese a todas las pérdidas, sigan adelante, haciendo eso que exactamente tienen que hacer.
Entrevías mon amour es una novela sobre la conciencia del individuo en y sobre la Historia, y sobre la lucidez que implican las respuestas positivas que no son huidas hacia adelante. Hay que agradecerle al autor su valentía, su sensibilidad política y literaria que le impide caer en la demagogia equidistante y revisionista de algunos relatos históricos y mediáticos sobre la segunda república, la guerra civil, la posguerra y el franquismo; hay que agradecerle su lenguaje exigente; su mirada respecto a esos actos de heroísmo cotidiano que tienen un punto ridículo que no deja de ser a la vez intrépido; hay que alabar también la sabiduría de este libro para mezclar la violencia y la ternura, así como la creación de un grupo mujeres poderosas que reivindica su sexualidad y su alegría de vivir desde la esperanza y la lucha. Y hay que agradecerle, sobre todo, que tras cerrar la última página de Entrevías mon amour, nos vibre en el cerebro, en el fondo del tímpano y en la punta de la lengua, ese grito que nunca deberíamos olvidar: No a la guerra.


Entrevías mon amour
Justo Sotelo
PILAR CASTRO | 05/03/2010
Es digna de mención la contumacia de este madrileño, autor de cuatro novelas que, desde 1995, han ido definiendo su apuesta por un estilo exigente, sobrio y culto. Lo es porque desde que publicó la primera (La materia lenta; después vinieron Vivir es ver pasar y La paz de febrero) hasta esta última, Entrevías mon amour, se ve el recorrido de un escritor alentado por un afán de explorar, con el lenguaje, significados y sentidos; y por el importante poso de voraz lector, aunque selecto, a juzgar por las voces (clásicas y modernas) que se dejan sentir en los nombres y en los destinos de esta historia. Su argumento adopta el punto de vista de uno de sus protagonistas (aunque, en cierto modo, es un relato coral), “Teo Abad”: 40 años, reportero, regresa a Madrid (desde Bagdad, los Balcanes, Irak…), al paisaje de Entrevías, con la intención de no volver a cubrir más guerras. Regresa, así, a una parte de su vida que creía olvidada, a la vida de las mujeres de sus recuerdos, seres “atravesados por alguna limitación física y espiritual”, desamor, olvido, esterilidad, falta de libertad, deseo de venganza. Eran los nacidos en los 60, los que conocen lo ocurrido en este país de oídas, “con falta de ortografía y sin sintaxis”. Regresa a Judith, arqueóloga, empeñada en remover en las ruinas de su infancia para recuperar a sus padres, anarquistas fusilados y desaparecidos en los 70; al párroco Román, resistiéndose a que se abran “zanjas por todas partes”. Regresa a la vida de su padre, un niño de la guerra, tocado por la onda expansiva de su única verdad, su última obsesión: “llevarse la vida por delante”, destruir “el panteón de El Escorial”, donde “tantos se dejaron la dignidad”, y visitar la tumba de Machado. Y todos parece que esperan algo de él. Al menos eso deducimos de su discurso, ininterrumpido y desordenado, como todos los que rescatan residuos de la memoria, sin aclaraciones ni juicios. De modo que, lo que nos llega es la historia de un paisaje emocional en el que conviven diferentes planos, voces, distintas generaciones. La hace entrañable la imperceptible sutura entre
personajes, entre escenas crudas y tiernas. La enriquece su acertado manejo de la elipsis. Y la humaniza el que trata de quienes se dejan la vida buscando su memoria, “derrotar el monstruo de la guerra”. De cualquier guerra. Y todavía más: es una novela de las que siguen, a pesar de terminar.

http://www.europapress.es/cultura/noticia-almudena-mestre-recorre-obra-justo-sotelo-lenguaje-ficcionalidad-ritmo-jazz-20180511203257.html

martes, 26 de diciembre de 2017

Mercedes Gallego: funcionaria, 'policía femenina' escritora española y más

He conocido a Mercedes Gallego por Facebook, he seguido sus mudanzas, sus descontentos, sus saudades y la llegada de su gata Candela con los relatos -consecuentemente- de la gata sobre su ama.
Es una escritora que, a pesar de cuidar los pormenores, de ubicarnos detalladamente en escenarios y tiempos, nos hace vivir la trama con un texto directo, fluido, tan vívido que parece contado en la mesa de un bar. No es difícil pasearse sobre sus hojas y entregarse a los misterios que nos va entregando.
M Gallego me envió su novela hace meses y, por destinos inescrutables para mí, no pude bajarla en su momento. Después un problema en mi vista me impidió leer en la pantalla del ordenador por lo que la dejé de lado. Ahora mis ojos están algo mejor -aún con la recomendación de no estar mucho en la compu- y resulta que vuelvo a su archivo, comprobando que una de las dos novelas que enviara apareció. (¿Magia navideña?)
El caso es que me encantó meterme en la vida de Candela Luque y su “Operación maletín”
He aquí la SINOPSIS:

Una mujer aparece muerta en un céntrico hotel de Barcelona. El caso recae en el jefe del grupo de Homicidios que recurre a la recién llegada Candela Luque, agente del Grupo Experimental de Policía, para llevar a cabo la investigación.
La joven pertenecía a un grupo de ventas, que proliferaban en la época, pero la aparición de unos brillantes y la huida de los jefes, junto a la desaparición de las restantes compañeras de la víctima, complica los hechos.
Candela viaja a la isla de Tenerife buscando respuestas porque la joven asesinada era de allí. Encontrará tráfico de drogas, corrupción policial, pero no al asesino que a punto está de acabar también con ella.
Candela no sólo investiga un crimen, también hace varias reflexiones donde se entrevé a Mercedes dictándole letra, como cuando dice:
“Ahí radicaba el verdadero problema del feminismo, pensaba Candela: en la mujer. Era la primera que debía concienciarse de que tenía los mismos derechos y las mismas aptitudes que el hombre, pero no solo en el aspecto laboral.”
Candela es una mujer independiente e inconforme, no se amilana ante la “autoridad” ni ante el machismo. Rechaza la corrupción y el abuso de todo tipo.
Muchas veces nos preguntamos sobre la vida de quienes escriben el libro y
como es que se llega a elaborar una trama o tramas que se resuelven en tal o cual texto.
He leído el blog y me he enterado de algunos detalles sobre el proceso creativo que le ocurre a Mercedes Gallego, lo más atractivo es su forma poco ampulosa y simpática de decirlo:
“Mis protagonistas son policías, ese es mi género y ahí lo tengo más fácil porque conozco el ambiente desde dentro, pero no es lo mismo, porque no se trata de contar mi vida, aunque aproveche la experiencia. Entonces es cuando paso unos días leyendo con media cabeza y con la otra media imaginando ese entorno en el que ella no tardará en entrar. Organizo su mesa de trabajo, los bares que frecuenta cuando sale a desayunar, los compañeros de oficio... ¡Uf! Otro parón.

Tienen que ser reconocibles, con sus características y su idiosincrasia genuina, pero cuidando, como en la protagonista, no exagerar. Busco en mi memoria personas que hayan pasado por mi vida y elijo. Manel, el policía compañero de Candela tiene mucho de un inspector que conocí en mis tiempos. Virginia también. Una médico frustrada, una mujer seria y difícil de conocer porque se lo guarda todo para si. Vuelta a hacer fichas, vuelta a crear físico, carácter, vivienda, gustos...”
Me gustó su forma de plantear su historia, tiene mucho de profesional y un dejo de naturalidad en una combinación encantadora. Su novela es especial para relajarse, para leer en la playa o en el tren, avión, etc. En fin, la recomiendo ampliamente.
Conozcámosla un poco

Bio de Mercedes Gallego.
Nací en un lugar de la Mancha, como don Quijote. Desde mi jubilación a los 60, dedico mi tiempo a escribir.
Soy psicóloga, pero apenas he ejercido porque mi vida laboral se ha desarrollado en la Administración del Estado, donde ingresé como funcionaria en 1968. Por azares de la vida y por ser el primer ministerio que convocó plazas cuando quise independizarme, me destinaron al Ministerio de la Gobernación, que así se llamaba entonces. Hoy se llama Interior. Después de siete años archivando papeles, haciendo pasaportes y carnés de identidad, vi una publicación en el BOE que solicitaba personal de oficina (entonces solo éramos mujeres) para una experiencia piloto que consistía en probar «si la mujer servía para policía». Recogí el guante y me presenté al llamamiento. En total fuimos unas treinta de toda España y formamos el llamado «Grupo Especial de Policía Femenino», del que nada se supo y que apenas realizó labores policiales, por más que yo sí hice algunas porque me pasaba el día protestando y diciéndole al comisario de la Brigada en la que yo trabajaba realizando labores de archivo, que para eso no necesitaba una pistola.
Después de recorrer varios destinos recalé en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), donde han transcurrido mis últimos años hasta la jubilación. Allí mi actividad cambió al diseño de carteles, portadas, folletos y publicidad para apoyo a la investigación. La página Web del centro y la creación de presentaciones multimedia fueron otros de mis cometidos, así como la fotografía y el vídeo digital. Preparé exposiciones y presté apoyo a congresos y demás eventos. Concretamente, en 2004, la conmemorativa del cincuentenario del descubrimiento del ADN, y toda clase de eventos para difundir la investigación científica, maquetación de libros y boletines. Un trabajo apasionante pero nada comparado con escribir.
Mi vocación siempre ha sido ser escritora, pero como persona independiente, consciente de lo difícil que era, y sigue siendo, abrirse camino en un mundo tan complicado como el de la literatura, cuando pude acogerme a la jubilación después de cotizar los años exigidos por la ley, no dudé en dedicar mi tiempo a esa realización pendiente. Mis primeras novelas recogen la creación del Grupo de Policía al que me refería en el principio, pero todas las historias son inventadas, puesto que, como ya he dicho, apenas se nos utilizó para cometidos policiales. Eso sí, en la promoción de 1979, pudimos concursar en turno restringido y fue entonces, cuando ya tenía dos exámenes aprobados, que fui testigo de la forma de hacer de algunos policías, decidí pedir la excedencia. Esta experiencia la reflejo en mi primera novela, Operación Maletín.
Generalmente escribo novelas de serie porque son las que me gusta leer, pero una de las Sagas, la que está ambientada en La Transición, la he cerrado por motivos sentimentales. La empecé en Barcelona y se desarrolla allí, y hace ocho meses dejé la ciudad y no me siento cómoda escribiendo en calles que todavía añoro. Estoy pensando editarlas en un solo tomo, haciendo pequeños ajustes para que no sea tan larga. Se llamará Trilogía de la Transición ― llegada de la mujer a la policía. Actualmente son tres novelas diferentes: Operación maletín, la primera. Matar al mensajero, la segunda y La trampa, la última.
La Saga de Ramona Cano, El asesino del ajedrez, sí tendrá continuidad, pero ahora estoy con un proyecto nuevo que está muy avanzado. No es un policiaco al uso, es más bien un thriller, o una novela intimista. Pero no quiero avanzar nada, ya se verá en su momento.

Todo está en mi Web (www.mercedes-gallego.com)
uno de mis libros a la actriz Lluïsa Castell.






martes, 19 de diciembre de 2017

Elleale Gerardi, Poeta, letrista, compositor, escritor y pintor

Dorita Puig y Elleale Gerardi
Dorita Puig es una poeta, compatriota, que vive en Alemania. Conversando con ella, de poesía claro está, surgió el nombre de un mendocino que es un escritor que -lo dice él mismo- vive en estado de poesía permanente a sus 87 años, y es mucho más. Por eso presento parte de su obra y la entrevista que me otorgó para mi blog y la Revista GUKA, además de notas sobre él.

ENTREVISTA a Elleale Gerardi

Por favor, cuéntenos un poco de su vida de escritor.
 -Mi vida de escritor es una lluvia de metáforas felices que cae sobre el prado infinito de mi memoria; allí, donde estallan las flores que escogen mis ojos en el cedazo del alma y que enraman de poemas mi corazón. Vivo en estado de poesía permanente. Cuando miro una flor, el mar, el cielo, las montañas, un paisaje, no veo las cosas, veo el poema.
 ¿Es escritor de carrera o ha seguido otra carrera?...

 -Soy escritor profesional. Soy profesor en artes plásticas y en letras. Soy pintor, poeta, libretista, director de audiciones radiales, locutor, crítico de arte, autor y compositor de música, cantante, ilustrador de plaquetas, catálogos, hojas de poesía, revistas y libros y editor. Además, dirigente de las siguientes entidades culturales: Director del CIDA (Centro Internacional de Arte); Secretario General del SUTRAC (Sindicato Único de los Trabajadores de la Cultura); Secretario del CACMUM (Círculo de autores y Compositores de Música de Mendoza); Director de Cultura del CIM (Centro Italiano de Mendoza); Presidente de la SAAP (Sociedad Argentina de Artistas Plásticos de Mendoza) y Presidente de la ADEA-Nacional (Asociación de Escritores Argentinos). Además di cátedras y Talleres de Poesía, durante treinta años.
 ¿Desde qué edad escribe?...
 -Escribo, dibujo, grabo y compongo canciones desde los doce años.
 ¿Vive o vivió de la literatura?...
 -Vivo del arte y de mi jubilación. El Gobierno de Mendoza, a través de la Ley 7643, me otorgó el Premio Vitalicio por mi trayectoria artística como autor, compositor e intérprete de música mendocino. Además, fui declarado Embajador de la Música Americana y Mendocina.

 ¿Con quién vive y dónde?...
-Soy viudo desde diciembre del 2013. Vivo en un Barrio Privado al Oeste de la ciudad de Mendoza.
 ¿Lo aceptó su familia como escritor?...
 -Tanto mi madre como mi padre y mis hermanos, no se dieron cuenta de mi evolución artística, porque todos éramos cantantes, dibujantes y amantes de la música y de la literatura. Yo fui cantante solista y además integrante, en la cuerda de tenor, en el Coro Polifónico de Mendoza, dirigido por el maestro Alfredo Dono, y en el Coro Universitario de la UNCuyo (Universidad Nacional de Cuyo) dirigido por el maestro Felipe Vallesi. También estudié canto lírico en la Escuela Superior de Música de la Universidad Nacional de Cuyo.
 ¿Cuándo decidió que era escritor y se llamó así mismo de esa forma?
 -Nunca. Yo escribía por necesidad de descargar mis pensamientos. Aún, hoy, no sé si lo soy. Dicen que, para ser escritor, uno debe de haber publicado algo, especialmente un libro. Si es así, mi primer libro “GORRIONES SOLITRIOS”, lo edité en el 1984, a la edad de cincuenta y tres años, gracias a un préstamo otorgado por el Fondo Nacional de las Artes, y publicado con el sello de la Fundación Argentina Para la Poesía de Buenos Aires. Anteriormente había publicado algunas de mis poesías en plaquetas, catálogos, hojas de poesías y revistas. Toda mi producción anterior a la década del ochenta la rompí, por tratarse de una literatura despectiva hacia mi persona, debido al padecimiento existencial adverso de mi filosofía de vida. Desde el año 1980, mis sentimientos cambiaron y, desde entonces, llevo publicados una treintena de libros de poesía, y estoy incluido en una centena de Antologías Poéticas y Libros de Narradores, a nivel Municipal, Provincial, Nacional e Internacional.
 ¿Qué fue lo primero que recuerda haber escrito, y a qué edad?...

 -Eran canciones para niños. Algunas loaban las tareas de mi madre, otras dedicadas a juegos infantiles, canciones de cuna. En aquel tiempo tenía doce años, más o menos. De esa época recuerdo esta estrofa que entonaba con la música del “Arrorró, mi niño”: Duérmase, mamita, / duérmase, mamá, / junto a mi papito/ para descansar. También recuerdo una estrofa de once versos que me inspiró un amiguito que, un día, mientras yo estaba jugando a la pelota con otros amigos en el potrero del barrio, pasó y se detuvo a mirar; tenía en su mano el cajón de lustrabotas. Lo miré y le dije: “¿Querés jugar?” Y él me contestó: “No. No puedo. Mi papá no trabaja. Tengo que ir a lustrar”. Estos dos versos se quedaron grabados en mí y fueron los primeros de los once que escribí después. Decían así: Mi papá no trabaja/ tengo que ir a lustrar. / Si hasta el sol que es caliente/ no lo puedo apagar. / Y si miro a esos chicos/ que ya van a jugar/ yo quisiera con ellos/ hacer ronda y saltar. / Pero, miro mi caja, / Mi papá no trabaja, / tengo que ir a lustrar. Esta estrofa, después, acompañó a un óleo mío donde había pintado a
Haihus
un niño lustrabotas; y también la puse en algunos catálogos de muestras pictóricas mías.
 ¿Quién le ha influido en su literatura?...
 -Tengo,  por ídolo, al poeta argentino Jorge Enrique Ramponi, de quien fui amigo personal y quien fuera director de la Escuela Superior de Bellas Artes, en donde yo estudiaba. Admiraba mi pintura y el estilo que yo iba imponiendo en el transcurso de mi evolución estudiantil. Es un poeta extraordinariamente lírico, genial y universal, a pesar de ser mendocino. Otros mendocinos que me atrajeron con sus estilos líricos de poesías formales, fueron: Ricardo Tudela y Américo Calí. De los argentinos cito a Leopoldo Marechal, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, y Leopoldo Lugones.
De la poesía gauchesca: José Hernandez, Esteban Echeverría, Estanislao Del Campo, Belisario Roldán e Hilario Ascasubi. De la poesía romántica: Gustavo Adolfo Becquer, Amado Nervo y Rubén Darío. Me atraparon definitivamente los italianos Gabriel D´Anunzio, Dante Alighieri, y los modernos Eugenio Montale, Leopardi y Saba. De los franceses, escojo Paul Verlaine, Rimbaud y Baudelaire. De todos entendí algo.
 ¿Cuáles son sus temas preferidos y en qué géneros ha incursionado?...
 -Los universales: La naturaleza, filosofía, teología, metafísica y, en especial, la testimonial y amorosa. He incursionado en todos los géneros y en todos me he sentido cómodo. Inclusive he inventado algunas formas poéticas, como las GERARDINAS y los ELEALETOS. Tengo libros escritos con estas formas, algunos editados y otros inéditos.
 ¿Tiene hábitos para llamar a sus musas, alguna rutina, ponerle música?...
 -Sí. Muchísimos. Confieso que entro en estado de poesía fácilmente. Y cuando las musas no me obedecen, tengo muchos métodos que me incentivan en mi trabajo de poeta. En mis treinta años de cátedra poética he enseñado a mis alumnos distintas formas de lograr metáforas artificiales, descomponiendo viejos tropos para recomponerlos con nuevos sentidos. Me gusta crear metáforas y acopiarlas para luego crear poemas con el ensamble de ese material. Suelen salir cosas maravillosas e inverosímiles que me gratifican y estimulan. Son trabazones arquitectónicas que la paciencia y el permanente entrenamiento literario me ofrecen. Cuando nada se me ocurre, les hago guiños a los pájaros y trato de descifrar sus trinos.
 ¿Qué es lo próximo que le gustaría escribir?...
 -El próximo libro que escribiría sería “LA HISTORIA DE MI VIDA”. Pero, para hacerla real y completa, desde mi nacimiento hasta mi muerte, debo saber que estoy muerto. Y escribirla en la tapa de mi ataúd, no creo que pueda. (me río).
 Yo también río.

¿Se sintió diferente, bien, o cómodo, después de publicar por primera vez?...
 -Me sentí realizado, cómodo y feliz. Podía mostrarles a los amantes de la poesía, mi voz y mi canto impresos y editados.
 ¿Qué le diría a alguien que quiere publicar su primer libro?...
 -Le diría que no se apure; que deje madurar el contenido de su libro; que lo haga analizar varias veces por personas idóneas hasta recibir el beneplácito de una nota feliz. Si no es así, lo único que se logra es igual a quien ofrece una fruta verde (sin madurez) que puede resultar acre al paladar de quien la recibe. Cuando esto sucede, luego es muy difícil revertir el sello del fracaso.
 ¿Cómo ve la literatura actual?...
 -La literatura argentina es internacionalmente reconocida por su alta calidad en cuanto a su trascendencia histórica, pero, veo, en la literatura de la juventud, una decadencia influida por la moda de un lirismo apocalíptico, forzado por una retórica lingüística vulgar y despectiva impuesta por letras de canciones de murgas de rock y otros ritmos ruidosos actuales tendientes a la drogadicción más que a la calidad estética de sus obras.
 Por favor: Cuéntenos un día común de su vida.
 -En virtud de ser un artista que vive dentro de un ser humano, tengo todo lo
Figuras en el aire de E.G.
que tienen todos, ya sea biológicamente cual fisiológicamente. Me levanto, todos los días, de lunes a domingos, a la seis de la mañana. Recojo el diario y leo las noticias de la portada; me hago el desayuno, lo sirvo y lo tomo. Estos movimientos están siempre acompañados por mi fiel amiga “Manchita” (mi perra); ella comparte conmigo las galletitas del desayuno. Cuando lo terminé, leo la totalidad de las noticias que me interesan del diario. En ese tiempo “Manchita” desaparece y se va a su cucha a dormir. Al terminar de leer el diario hago los crucigramas y sopas de letras. Después escribo durante una hora (a veces más), luego le dedico tiempo a Internet, en donde colaboro en distintas páginas web. A la doce, es la hora en que “Manchita” me pide su comida. A la trece hora voy a almorzar a la casa de mi hijo Daniel, que vive a dos cuadras de la mía. Regreso a mi casa alrededor de la catorce treinta. Duermo la siesta (esto es algo sagrado para mí). Me levanto a la diecisiete, vuelvo a escribir e intervenir en Internet hasta la veinte. Entre esta hora y la veintiuna preparo mi cena con mis propias manos; en ese ínterin, “Manchita” me pide su comida. Mientras ceno, veo y escucho las noticias en la TV. Entre la veintidós treinta y veintitrés treinta me voy a dormir. Al levantarme, vuelvo a la rutina de siempre. De vez en cuando voy a actos culturales que me interesan u otros en los que soy invitado. A pesar de mi longevidad y pupas seniles.
 ¿Hay algo más que quiera decir y no he preguntado?...
E. G. y D. P. con sus libros
 -Sí. Quiero destacar algunos de mis premios, dentro del inmenso mar de los recibidos en mi vida, a nivel privado, municipal, provincial, nacional e internacional, durante mis setenta y cinco años de carrera artística, hasta hoy, que tengo ochenta y siete años de edad.

Destaco: 

PRIMER PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA, otorgado por la Editorial Jirones de Azul, de Sevilla, España, por mi obra: EL POLVO DE LA VIDA; este premio fue declarado de interés Legislativo por el Honorable Senado de la Provincia de Mendoza, mediante resolución N° 983, del once de abril del año 2006. 
Reconocimiento a mi trayectoria artística otorgado en el Día de la Música por el Círculo de Autores y Compositores de Música de Mendoza y la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Mendoza, el 22 de noviembre del 2004. 
El Reconocimiento Autoral Sadaic (R.A.S) otorgado por la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC), en merecimiento a mi trayectoria, el día 9 de enero del 1998. El PRIMER PREMIO, otorgado a la Tonada CANTO A TUNUYÁN, de mi autoría, ganadora del FESTIVAL NACIONAL DE LA TONADA, y declarada Himno Del Festival, por el Pueblo y Gobierno de
Tunuyán-Mendoza-Argentina, en febrero de 1991. PRIMER PREMIO,  por mi obra POR LAS CALLES DEL BARRIO (Tango) otorgado por Editorial Musical  Korn Intersong S.A.I.C y el Social y Cultural MENDOZA TANGO CLUB, en abril del 1979. 
El SEGUNDO PREMIO NACIONAL DE FOLKLORE ARGENTINO, Por mi obra: MENDOZA MÍA (Zamba), Otorgado en el Certamen Folklórico Ricordi, del año 1961. El C.A.C.MU.M (Círculo de Autores Y Compositores de Música de Mendoza) Premia al Artista Elléale Gerardi, por su trayectoria, el 25 de junio del 2004. 
El PREMIO VITALICIO que otorga la LEGISLATURA DE MENDOZA, mediante la Ley 7643 a la Trayectoria Artística de Autores y Compositores e Intérpretes de Música Mendocinos, en el año 2007. 
Declaración del Ministerio de Turismo y Cultura de la Provincia de Mendoza, nombrándome EMBAJADOR DE LA MÚSICA AMERICANA Y MENDOCINA, en el año 2007.

       DATOS DE IMPORTANCIA:                                          
Libros Publicados                                


POESÍA:
1953 – Desde entonces publica en diversas revistas, diarios, folletos, fascículos, plaquetas literarias, hojas de poesía, tarjetas postales, catálogos locales, nacionales e internacionales.
1980 – Publica EL CANTO DE LOS PÁJAROS. Ediciones CIDA (Centro Internacional de Arte), Mendoza. Publicado parcialmente en Hojas de Poesía ESPIGA.
1983 – GORRIONES SOLITARIOS (Mediante un préstamo del Fondo Nacional de las Artes) editado por la Fundación Argentina Para la Poesía. Buenos Aires.
1985 – LA SORÍNGALA y dos poemas de amor. Ediciones La Brújula. Buenos Aires.
1986 – CANTARES DE PITITORRA (Treinta y tres poemas de amor). Ediciones La Brújula. Bs.Aires.
1989 – PASTOR DE ILUSIONES y tres poemas de amor. Ediciones La Brújula. Buenos Aires.
1991 – DÁRSENA CELESTE (Poemas de amor). Ediciones ADEA-Nacional, Mendoza.
1992 – LABRADOR DE PALABRAS. Ediciones ADEA-Nacional, Mendoza.
La siembra
1993 – TRES MONEDAS DE SOL. Ediciones ADEA-Nacional. Mendoza.
1993 – ORACIONES DESCALZAS. Ediciones ADEA-Nacional. Mendoza.
1993 – EL SOL DE LOS POETAS. Ediciones ADEA-Nacional. Mendoza.
1993 – EL AMOR DE LA SANGRE. Ediciones ADEA-Nacional. Mendoza.
1995 – PIEDRAS DEL PAN DE PIEDRA. Ediciones ADEA-Nacional. Mendoza.
1995 – BARCA DE SOL, BARCA DE LUZ. Ediciones Culturales de Mendoza.
1995 – SOLES VAGABUNDOS. Ediciones Culturales de Mendoza.
1995 – PÁJAROS
1997 – CORAZÓN ENCUADERNADO. Sol Editora Argentina. Mendoza.
1997 – SÍLABAS DE TERNURA. Sol Editora Argentina. Mendoza.
1998 – TANKAS PARA MI PERRA MUERTA. Sol Editor Argentina. Mendoza.
1999 – GUIJARROS DE SOL (Y SOMBRA). Sol Editora Argentina. Mendoza.
2oo4 – LAS PALABRAS DE LA PALABRA. Sol Editora Argentina. Mendoza.
2005 – SEIS OJOS PARA UNA MISMA LETRA (Visión literaria sobre la obra poética “Las Palabras de la Palabra” de Elléale Gerardi. Por Miguel Luis Reyes Suárez, Marta Elena Castellino y Jorge Enrique Hadandoniou. Sol Editora Argentina. Mendoza.
Música de
Elleale Gerardi
2014 – LA VOZ DE MIS RECUERDOS (Seis Libros de Amor). Sol Editora Argentina. Mendoza.
2014 – EL PAN DE TU TERNURA. Sol Editora Argentina. Mendoza.
2014 – SOSEGANDO SUSPIROS. Sol Editora Argentina. Mendoza.
2014 – EL ORO DE TU ESPIGA. Sol Editora Argentina.
2014 – ERES JARDÍN DEL ALMA. Sol Editora Argentina. Mendoza.
2014 – RETACITOS DE AMOR. Sol Editora Argentina. Mendoza.
2014 – MIS JIRONES DE ANGUSTIA. Sol Editora Argentina. Mendoza.
2014 – PARA ISABEL (Tres poemas de amor). Sol Editora Argentina. Mendoza.
 OBRAS POÉTICAS Y EN PROSA:
 Está incluido en un centenar de Antologías Poéticas y en Prosa junto con otros escritores, de nivel local, nacional e internacional.

 Tiene más de doscientos libros de poesía escritos e inéditos. Terminados, corregidos y listos para editar. Su producción sigue. Escribe todos los días.

¡Admirable!!
Gracias Sr. del arte E. Gerardi por haber abierto las puertas de su mundo de creatividad, cultura y belleza.
                                                Mónica Ivulich. DR.


SUP. CULTURA  Sábado, 29 de noviembre de 2014 | Edición impresa
                                          
 La poesía de Elleale Gerardi

Autor de una vasta obra, el mendocino acaba de lanzar un nuevo libro, “La voz de mis recuerdos”. Aquí, la semblanza de un infatigable y polifacético hacedor cultural.




ROMANCE DE LUNA LLENA
                                                                                  
                                                  Por Marta Elena Castellino

En octubre de 2014 Elleale Gerardi agregó un nuevo título a una obra sostenida y valiosa que lo erige en una de las más destacadas voces de la poesía mendocina contemporánea. Profesor de Artes Plásticas y Letras; pintor, escritor, periodista, crítico de arte, libretista, músico, autor, compositor y además editor, en las diversas facetas de su quehacer artístico ha recibido numerosas distinciones nacionales e internacionales.
Tiene una veintena de libros de poemas publicados, desde 1980, en que aparece “El canto de los pájaros”, hasta 2014, cuando aparece éste que hoy presentamos: “La voz de mis recuerdos”, pasando por  una década fecundísima -la de los ’90- con varios títulos como “Labrador de palabras” (1992); “El sol de los poetas” (1993); “Piedras del pan de piedras” (1995); “Corazón encuadernado”  (1997); “Guijarros de sol y sombra” (1999), “Las palabras de la palabra” (2004) y “La voz de mis recuerdos” (2014). La enumeración por cierto es incompleta y atañe sólo a su obra lírica, si bien ha incursionado igualmente en el campo de la narrativa, con un volumen de cuentos publicado y colaboraciones en numerosas antologías.
A lo largo de los años, el poeta ha elaborado un auténtico sistema literario; un verdadero orbe poético preciso en su arquitectura, riguroso en su voluntad de significar a través de la palabra. Y si tuviéramos que enumerar las características de este sistema poético, diríamos en primer lugar que a partir de la lectura se advierte un poeta obsesivo de la forma, desvelado por la belleza formal, arquitectónica, del poema.
Y no solo del poema en cuanto unidad cerrada en sí misma, sino también del libro en su totalidad. Porque cada libro de Elleale es varios libros, pero a la vez es uno solo, unitario, preciso y cerrado en sí mismo.
Esto se traduce, por ejemplo, en la creación de una forma estrófica propia y personal, la “gerardina”, que constituye volúmenes completos como “Tres monedas de sol” o sus “Oraciones descalzas”, y que “para facilitar la labor de los investigadores, de los analistas, de los críticos, de los sabuesos de las letras”, el mismo poeta se encarga de definir como “una forma breve.
Un pequeño poema de seis versos, en los que el poeta debe decir, en resumida síntesis, todo el contenido del mensaje a transmitir”, formado por dos tercetos, el primero, compuesto por versos de arte mayor y menor; y el segundo, por versos de arte menor, todos ellos rigurosos en su medida.

Esto constituye un perfecto ejemplo de lo que es la poesía para Gerardi: un ejercicio de creación que se emprende con total conciencia, y el verso, una entidad que debe discurrir, ya sea “a sílabas contadas” –como es el caso de las gerardinas o de los sonetos, la forma más perfecta y difícil de la lírica española, que utiliza ocasionalmente (por ejemplo, en Piedras del pan de piedras)- ya con entera libertad métrica, pero siempre en busca de la perfección de su ritmo interno.
Otro rasgo notorio, siempre desde lo externo al poema en sí, son los paratextos colocados al pie de cada poema, que van trazando una verdadera “cartografía lírica”, al darnos las circunstancias de escritura de cada composición. Esa obsesión por atrapar el momento exacto, esa preocupación por reconstruir el contexto de escritura, nos habla de la estrecha relación que la poesía de Gerardi establece con su propia realidad vital, el trasfondo humano de donde brota el verbo poético, la profunda trabazón entre palabra y vida.
Y para recorrer la enorme riqueza de vivencias que la palabra de Elleale esconde, para caminar los senderos de este orbe poético compacto y musical, podrían tentarse diversas rutas. De hecho, ya las han trazado los críticos que se han ocupado anteriormente de su obra. Así por ejemplo, Alex Miller al comentar Tres monedas de sol... señala cuatro temas cardinales en la poesía gerardiana o “gerardina”:
Dios – el hombre – el poeta – el amor. También podría agregarse, a la luz de algunos poemas, un sentido social que se duele del dolor, de la injusticia y de la marginación, con profundo valor testimonial. Así se ponen de relieve otras dos claves de su poesía: el fondo entrañable del que brota el verso, junto con la actitud lúdica que habla de la perenne juventud del alma y su confianza puesta en los valores humanos universales, a despecho de los avatares de esta “segunda Modernidad” que nos envuelve con su descreimiento.
Además, se trata de una poesía dialógica, no sólo en el sentido en que, como cualquier libro poético logrado, dialoga con sus lectores, sino por una instancia de enunciación que –sobre todo en el caso de su último libro, una colección de poemas amorosos- insistentemente, casi diríamos obsesivamente, la comunión del tú. Así, el poeta asume el rol prototípico del amado, del amante y se dice a sí mismo y al otro, el ser amado.

Igualmente, cabría destacar la gran calidad metafórica de la poesía de Gerardi. El empleo de este tropo, este uso del lenguaje, no hermético propiamente, pero sí denso de contenido, de asociaciones inconscientes –esas “secretas “correspondencias” de que hablaba Baudelaire- habla de la dimensión mistérica que Gerardi privilegia en el mundo, como condición esencial para el surgimiento del verbo poético.
A ello se agrega la riqueza sensorial que despliegan los versos, en un intento de aprehender la vida en plenitud. Metáfora e imagen, pues, se erigen en las principales estrategias constructivas de los poemas, junto con otro recurso digno de destacarse por su abundancia y por su importancia significativa: el juego de conceptos opuestos, antitéticos y como característica de los poemas de su última etapa, la tendencia al símbolo, lo que habla quizás de un grado mayor de esencialización de la experiencia poética., con el empleo de esta figura que en su aparentemente mayor simpleza, logra proyectar el sentido del poema en múltiples direcciones, cifrando en un objeto todo un conjunto de significaciones de índole afectiva o espiritual.

Finalmente, destaca su aptitud –“huidobrina” la llama Miguel Reyes (uno de sus críticos), en homenaje al autor del creacionismo- para crear y recrear palabras, para realizar genuinos hallazgos léxicos, para romper con los estereotipos del lenguaje común.
Todo lo enunciado erige al poeta Elleale Gerardi en una de las más destacadas voces líricas de Mendoza, por los acentos personales de su obra y por la sentimentalidad esencial que la informa y la hace asequible a todos, por ese fondo humano en que todos los lectores podemos reconocernos como en un espejo. El espejo del arte de que hablaba Jorge Luis Borges cuando hacía su expresión de fe poética: “El arte debe ser como ese espejo / que nos devuelve nuestra propia cara”.
 Marta Elena Castellino
Centro de estudios de Literatura de Mendoza


PorMTodotango.com

E. Gerardi: Poeta, letrista, compositor, escritor y pintor  (30 diciembre 1930)
Nace en la provincia de Mendoza. Es además, profesor de artes plásticas, de literatura y también cantor. A la edad de ocho años, aprendió a ejecutar melodías en la armónica. Al poco tiempo empieza a balbucear algunas canciones de su autoría, a las que trataba de imponerles letras para cantarlas y recordarlas, dado que desconocía el idioma de la música.
En 1944 y 1945 integra al Coro de la Escuela Italiana XXI de Abril, que deja a fines de ese año por haber aprobado el sexto grado de la enseñanza primaria. En 1947, después de una fallida intentona de sus padres para que siguiera la carrera militar en la Escuela Mecánica de la Armada Argentina, regresa de Buenos Aires con una guitarra y treinta y cinco discos de Carlos Gardel.
Siendo fervoroso fanático del Zorzal Criollo, trata de imitarlo y se dedica a cantar tangos con el seudónimo de Tito Ferrari, actividad que desarrolló hasta 1954. En 1948, ingresa en la cuerda de tenor del Coro Polifónico de Mendoza, que dirigía el maestro Alfredo Dono. También se inscribe en la Escuela de Música, dependiente de la Municipalidad de la capital mendocina, para el estudio de piano, teoría y solfeo bajo la dirección de la profesora Juana de Dios González.
Ya con conocimientos musicales, comienza a escribir sus propias creaciones, tanto en música como en letras. En abril del 1953, ingresa como socio activo de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música, con su vals “Cuando me besas”, editado por Ediciones Musicales Ferrer.
En 1958, estudia canto melódico con la profesora María Concepción de Gutiérrez Del Barrio, y composición y armonía con el maestro, don Ramón Gutiérrez Del Barrio. De esa época guarda cuatro boleros de su autoría: “Buenas noches, cariño”, “De tanto estar contigo”, “Enamorado de ti” y “No puedes ser mía”.

En 1967, ingresa en la cuerda de tenor integrando el Coro Universitario de Mendoza, bajo la dirección de José Felipe Valesi. En 1968, estudia canto lírico en la Escuela Superior de Música de la Universidad de Cuyo, obteniendo las más altas notas en su estudio. Pero, en 1969, después de padecer de neumonía aguda, sus cuerdas vocales se vieron seriamente afectadas y debió abandonar definitivamente el canto.
Desde entonces continuó con su trabajo de autor y compositor que ejerció desde sus albores musicales y para siempre. En la actualidad debe de haber escrito más de mil canciones. Unas cincuenta obras de su autoría han sido grabadas y editadas por prestigiosas editoriales de Buenos Aires e intérpretes de reconocida trascendencia nacional e internacional.
Es un autor prolífico, entre su vasta obra podemos citar: “Mendoza mía”, “Mendocino de pura cepa”, “Canto a Tunuyán”, “Vino mendocino”, “Patroncito Santiago”, “Cueca de Vallecitos”, “Te quiero un montón”, “Pimientita”, “Contra viento y marea”, “Por las calles del barrio”, “Canción para volver”, “Negrita no digas no”, “Perfume de percanta”, “Mendoza, también es tango”, “Querida Cuarta Sección”, “Indio noble”, “Vidita, cébame un mate”, “Yo soy el tango argentino”, entre muchas otras.
En música ha obtenido muchos premios: el Segundo Premio Nacional de Folklore, por su obra “Mendoza mía”, zamba editada por Ricordi Americana, y grabada por Waldo Belloso, en el sello Surco; el Primer Premio Nacional de Tango, por su página “Por las calles del barrio”, editada por Julio Korn, y el Primer Premio en el Festival Nacional de la Tonada, en Mendoza, por su obra “Canto a Tunuyán”.

Ha obtenido, además, varios reconocimientos de SADAIC como autor y compositor y por su trayectoria. Pero, el más importante de todos fue el otorgado, en forma conjunta, por la Legislatura de Mendoza, la Subsecretaría de Cultura de Mendoza y SADAIC, que consiste en una pensión vitalicia, y la declaración de ser además, Embajador de la Música Cuyana.
En 2011, su obra “Mendoza mía” (zamba) grabada por Waldo Belloso, fue incluida en un disco compacto educativo, para ser distribuido en las escuelas, por la Secretaría de Cultura de Mendoza, Secretaría de Cultura de la Nación y el Consejo Federal de la Cultura.
En el campo literario, Gerardi ha escrito numerosos libros de poesía: “El canto de los pájaros”, “Gorriones solitarios”, “La soríngala”, “Cantares de Pititorra”, “Pastor de ilusiones”, “Dársena celeste”, “Labrador de palabras”, “Tres monedas de sol”, “Oraciones descalzas”, “El sol de los poetas”, “El amor de la sangre”, “Piedras del pan de piedra”, “Barca de sol, barca de luz”, “Soles vagabundos”, “Pájaros del alba”, “Corazón encuadernado”, “Sílabas de ternura”, “Tankas para mi perra muerta”, “Guijarros de sol (y sombra)” y “Las palabras de la palabra”.
Obtuvo el primer premio de poesía, por su obra “El polvo de la vida”, otorgado por Editorial Jirones de Azul, de Sevilla, España. Este premio fue declarado de interés legislativo, por la Legislatura de la provincia de Mendoza.