domingo, 25 de octubre de 2015

ARTE RUPESTRE por Alicia Ferró


Mensajes de tiempos antiguos. Revelan que el ser humano, desde tiempos prehistóricos, organizó un sistema de representación artística.
Una pintura rupestre es todo dibujo o boceto prehistórico que existe en algunas rocas y cavernas. El término «rupestre» deriva del latín rupestris, y éste de rupes (roca). De modo que, en un sentido estricto, rupestre haría referencia a cualquier actividad humana sobre las paredes de cavernas, covachas, abrigos rocosos e, incluso farallones o barrancos, entre otros.
Se trata de una de las manifestaciones artísticas más antiguas de las que se tiene constancia, ya que, al menos, existen testimonios datados hasta los 40.000 años de antigüedad, es decir, durante la última glaciación. Por otra parte, aunque la pintura rupestre es esencialmente una expresión espiritual primitiva, ésta se puede ubicar en casi todas las épocas de la historia del ser humano y en todos los continentes exceptuando la Antártida. Las más antiguas manifestaciones y las de mayor relevancia se encuentran en España y Francia. Se corresponden con el periodo de transición del Paleolítico al Neolítico. Del primero de los periodos citados son las extraordinarias pinturas de la Cueva de Altamira, situadas en Santillana del Mar, Cantabria ,España.
Primitivos, pero espirituales. La caza es una de sus representaciones más frecuentes. Ellos pensaban que si pintaban a un animal herido, ocurría en la realidad. Temían a todo: las catástrofes naturales, las invasiones de otros grupos, a las fieras. Se refugiaban en sus cuevas y pintaban en lugares especiales.
La pintura rupestre suele aparecer en el interior de cuevas que, por los restos hallados, parecen no haber sido utilizadas para otro fin. Es decir, una especie de santuarios o lugares solo usados para pintar, de ahí que se defienda su carácter de pintura con fines mágico-religiosos. El tema representado es la fauna de la época, fauna existente en la zona previamente a las glaciaciones, como bisontes, caballos, ciervos y renos. Nunca aparece la figura humana, con la excepción de algunas siluetas de manos. Es una pintura naturalista porque trata de representar las figuras con un dibujo fiel y una policromía adecuada (negros, rojos, ocres...); con frecuencia se aprovechan los abombamientos de las paredes rocosas para pintar en ellos y dotar de relieve a las figuras, que aparecen yuxtapuestas, una al lado de otras, incluso encima de otras, sin formar escenas.
Atraviesan la historia y llegan a nosotros, simples, temerosos, hermanos, criaturas de Dios.
Me gustaría volver a esos tiempos y verlos. Torpes, apasionados, en ciernes.
Pero la chispa espiritual ya está en ellos, se expresan con sencillez, pero se expresan. Me emocionan.

Alicia Ferró-Argentina
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