Es muy difícil, para mí, hablar de LINDA MORALES CABALLERO, nuestra Linda, sobre todo si he de hacerlo objetivamente, porque ella es una de esas amigas de la que uno se enorgullece, de esas amigas que, en cuanto fuimos presentadas, simpatizamos y sentimos que nos unían lazos atávicos y perennes.
Pero, además de nuestra amistad, cualquiera que la conozca un poco, entenderá que es un ser dulce, delicado, sincero y profundo.
Su poesía fina y audaz, intensa y recóndita, devela una personalidad dúctil, seductora, tierna y, a la vez con gran auto exigencia y profesionalismo.
Pero, además de nuestra amistad, cualquiera que la conozca un poco, entenderá que es un ser dulce, delicado, sincero y profundo.
Su poesía fina y audaz, intensa y recóndita, devela una personalidad dúctil, seductora, tierna y, a la vez con gran auto exigencia y profesionalismo.
Era allá por el 2004 cuando la invité a leer sus trabajos en una de sus tertulias de LAIA. Desde ese momento comenzó a ser “nuestra poeta de planta” (título que le hacía mucha gracia), más adelante fue profesora de inglés y comenzamos a organizar talleres literarios en que sus dotes de profesora – mentor dio buenísimos frutos, la prueba está en la 1er. Antología LAIA nacida de estos talleres que, muy certeramente, dirigió Linda y nos inspiró con su finura, paciencia y amor por las
letras.
Más adelante, nos emocionamos al idear un concurso de literatura anual y lo creamos para LAIA, sin muchos recursos y menos experiencia, pero gran entusiasmo, lo llevamos a cabo durante cinco años y tuvo una respuesta masiva a nivel internacional.
Pero, tanto Linda como yo, somos muy viajeras (al punto que cuando nos saludamos no decimos “¿cómo estás?” sino “¿dónde estás?”) y ya se nos hizo insostenible seguir con ese hermoso proyecto que dejó otras tantas Antologías como testimonio.
Quien avisa no traiciona: no puedo más que ser parcial con ella, sin embargo creo que le
hago justicia. Los que le hayan escuchado recitar y cantar (antes de comenzar a leer su poema) saben de su voz melodiosa y recordarán el poema que reproduzco a continuación. Los lectores que siguen su obra ven un ejemplo de buen gusto, sencillez y dedicación.
Linda Morales Caballero es una escritora excepcional, una persona que vale la alegría conocer y muchas cosas más que descubrirán en su biografía o en sus letras o través del brillo de sus ojos abiertos a la vida y a la belleza. Monica Ivulich D.R.
Feria del Libro NY con Junot Diaz |
Más adelante, nos emocionamos al idear un concurso de literatura anual y lo creamos para LAIA, sin muchos recursos y menos experiencia, pero gran entusiasmo, lo llevamos a cabo durante cinco años y tuvo una respuesta masiva a nivel internacional.
Pero, tanto Linda como yo, somos muy viajeras (al punto que cuando nos saludamos no decimos “¿cómo estás?” sino “¿dónde estás?”) y ya se nos hizo insostenible seguir con ese hermoso proyecto que dejó otras tantas Antologías como testimonio.
Quien avisa no traiciona: no puedo más que ser parcial con ella, sin embargo creo que le
hago justicia. Los que le hayan escuchado recitar y cantar (antes de comenzar a leer su poema) saben de su voz melodiosa y recordarán el poema que reproduzco a continuación. Los lectores que siguen su obra ven un ejemplo de buen gusto, sencillez y dedicación.
Linda Morales Caballero es una escritora excepcional, una persona que vale la alegría conocer y muchas cosas más que descubrirán en su biografía o en sus letras o través del brillo de sus ojos abiertos a la vida y a la belleza. Monica Ivulich D.R.
Bésame, bésame mucho, pero sin rozarme,
mejor básame, básame entre tus brazos,
como a esa arquitectura, parte de tu forma,
que juega a la inmortalidad…
mejor básame, básame entre tus brazos,
como a esa arquitectura, parte de tu forma,
que juega a la inmortalidad…
O búsame, búsame mucho, macho…
buceando en las aguas desconocidas de
mis oleajes, en los calmados lagos de mis lágrimas,
con tu candor de mucho,
que no sé si es macho,
pero que juega a tal…
buceando en las aguas desconocidas de
mis oleajes, en los calmados lagos de mis lágrimas,
con tu candor de mucho,
que no sé si es macho,
pero que juega a tal…
Y bájame, bájame de los acantilados
vértigos
de tus besos susurrados,
desmesurados,
fálicos,
envenenadores;
de los latigazos que me flagelan la memoria
en tu honor.
vértigos
de tus besos susurrados,
desmesurados,
fálicos,
envenenadores;
de los latigazos que me flagelan la memoria
en tu honor.
Ten la osadía de bucearme, basarme, bajándome
como antes la tuviste para besarme
a tu altura de duende
cargado de todos los atavismos
de mis pesadillas;
por eso ha de ser que te dejé abusar de mis
crepúsculos,
rayarme la piel con tus abrasivas manos,
y amanecer conmigo, en medio de tu catalogado caos…
como antes la tuviste para besarme
a tu altura de duende
cargado de todos los atavismos
de mis pesadillas;
por eso ha de ser que te dejé abusar de mis
crepúsculos,
rayarme la piel con tus abrasivas manos,
y amanecer conmigo, en medio de tu catalogado caos…
De: Poemas Vivos
BIOGRAFIA
Linda Morales Caballero nace en Lima, Perú y viaja mucho desde la niñez, lo que la lleva a vivir en Buenos Aires por largos e importantes años. Reside también en EEUU, visita Brasil y recorre gran parte de América Latina. De adulta estudiará por un tiempo en España y vivirá también en Inglaterra.
Graduada Cum Laude es Licenciada en Ciencia de la Comunicación y Crítica Literaria, con Máster en Literatura Hispánica por Hunter College.
Como profesora ha trabajado para la Cuidad Universitaria de Nueva York, el Departamento de Educación de Nueva York y Naciones Unidas. Como periodista ha escrito para la revista Caretas, el diario El Comercio de Perú y El Sol de Argentina. En Nueva York ha colaborado con diversos medios, y ha co-presentado y co-producido programas radiales. Como letrista tiene numerosos temas con el Maestro Lucho Neves, y es miembro ASCAP.
Sus libros de poesía son: Desde el umbral, Circunferencia de la palabra, The Edge of Twilight, Miradas de Nueva York, Poemas vivos: el Hombre adivinado, Poemas tuyos, Encantamiento y Collage. En prosa: El libro de los enigmas. Su trabajo ha sido traducido al inglés por el doctor Marko Miletich y publicado en diversas revistas Americanas como And then y la Canadiense: K1N. También, ha sido traducida y publicada en portugués. En Nueva York fue integrante del grupo: Tribeca y mantuvo el puesto más alto de preferencia con poesía en inglés de el Hombre adivinado.
Algunos de sus enigmas están siendo representados en lecturas dramatizadas, monólogos, cortometrajes y grupos de teatro.
Entrevistada por diversos medios, destacan: El Autor y su Obra de HITN, en EEUU. El Comercio de Lima, Perú; la radio Sol Armonía de la misma ciudad y en Buenos Aires por: Hugo Guerrero Marthineitz en su programa Encuentros de ATC.
Morales Caballero, participa activamente en encuentros literarios, lecturas en universidades y librerías y ha sido invitada a participar en Ferias del Libro en Buenos Aires, Brasilia, México y Nueva York.
Junto a Mónica Ivulich, la fundadora de LAIA (Latin American Intercultural Alliance) crearon el Certamen Anual de literatura Internacional LAIA y sus respectivas antologías el cual tuvo lugar durante cinco años en la ciudad de Nueva York.
Su crítica literaria sobre escritores como Vargas Llosa y Junot Diaz, aparece en Tribes Magazine: www.tribes.org .
Su crítica literaria sobre escritores como Vargas Llosa y Junot Diaz, aparece en Tribes Magazine: www.tribes.org .
En 2014 forma en Nueva York, el grupo: Fuego de Luna junto con l
as poetas Maureen Altman y Silvia Siller a fin de promover el gusto por la tertulia, y cultivar la calidez humana de la comunicación a través de la poesía.
as poetas Maureen Altman y Silvia Siller a fin de promover el gusto por la tertulia, y cultivar la calidez humana de la comunicación a través de la poesía.
Sus libros se encuentran en Amazon.com
Página web de Linda Morales Caballero: www.lindamoralescaballero.com
Correo electrónico de contacto: lindamoralesescritora@gmail.com
Página de Fuego de Luna: http://www.fuegodeluna.org/412668582
Video: http://www.canal2.co/linda-morales-escritora-peruana-presenta-su-trabajo-literario-encantamiento/?fb_action_ids=10152065616793604&fb_action_types=og.likesComentarios sobre obra literaria:
En el prólogo de Poemas Vivos el Profesor Carlos Hortas dice que la poesía de Linda Morales es reminiscente de Sor Juana Inés de la Cruz y César Vallejo. “En El hombre adivinado y Poemas tuyos estamos ante un poeta joven con gran madurez de expresión…. En control de sus palabras, el poeta nos ofrece una mirada a su interioridad; entramos en sus versos para conocerla, y no nos defrauda”.
Con Ricardo el Poe de NY |
Dr. Carlos Hortas
Yale University PhD.
Catedrático y ex Decano de Humaninades, Hunter College, CUNY
Yale University PhD.
Catedrático y ex Decano de Humaninades, Hunter College, CUNY
“Poemas Vivos, son precisamente eso, hablan de la vida, de la vida más personal e íntima del poeta, de un amor desgarrador, de un sentimiento complejo hasta el extremo, espiritual y enérgico.
Desde el punto de vista formal, ambos poemarios (los que conforman Poemas Vivos) destacan por su perfección en cuanto a estructura y rima, resultando en todo momento éstas acordes con la intención del poeta”.
Informe de lectura Editorial Slovento, Madrid, España 2005
Desde el punto de vista formal, ambos poemarios (los que conforman Poemas Vivos) destacan por su perfección en cuanto a estructura y rima, resultando en todo momento éstas acordes con la intención del poeta”.
Informe de lectura Editorial Slovento, Madrid, España 2005
“Más allá del simple tema de un libro; es el tema de todos los libros; más aún, es la razón de ser de todo intento humano por expresarse, por meterse dentro de uno mismo para descubrir el más
grande de todos los misterios humanos: ¿quién es uno mismo?”
grande de todos los misterios humanos: ¿quién es uno mismo?”
Dr. James O. Pellicer
Professor Emeritus
Hunter College
City University of NY
Professor Emeritus
Hunter College
City University of NY
“Son cuentos cargados de vida, de energía, de muy buena literatura, porque su autora sabe mucho de ello y utiliza las palabras con la precisión de un cirujano, el cálculo de un alquimista y el roce exacto de la caricia de una madre…”
Juan Navidad
Editor
Costa Literaria Ediciones
Prólogo: El Libro de los enigmas
Editor
XVIII Encuentro Internacional de poetas, Zamora, México |
Costa Literaria Ediciones
Prólogo: El Libro de los enigmas
MÁS DE SU OBRA LITERARIA:
Tango Argentino
Al espectáculo
Un trazo rápido
entre el arrabal y la sombra
ondulante del perfil.
Un bandoneón de calles
que se estrechan en un húmedo sentir.
La reunión de los contornos,
tajo de rabia
y el filo de un violín,
un piano que acompasa
la melancolía de un sueño de meretriz.
Murciélagos de luz y trapo,
arlequines con brillo de candil.
Motor de voz ronca, piano,
Piazzola y bulín.
Baile sensual
hecho de la rabia de vivir
y al que siento y aplaudo
febril.
entre el arrabal y la sombra
ondulante del perfil.
Un bandoneón de calles
que se estrechan en un húmedo sentir.
La reunión de los contornos,
tajo de rabia
y el filo de un violín,
un piano que acompasa
la melancolía de un sueño de meretriz.
Murciélagos de luz y trapo,
arlequines con brillo de candil.
Motor de voz ronca, piano,
Piazzola y bulín.
Baile sensual
hecho de la rabia de vivir
y al que siento y aplaudo
febril.
De: Desde el umbral
Traducido al inglés ha sido publicado en K1N en Canadá
Traducido al inglés ha sido publicado en K1N en Canadá
**************
Por primera vez en mucho tiempo, sentí que estaba gratamente acompañada, que por fin podía disfrutar de una verdadera y agradable presencia en casa. La había visto pasar por los espejos y me había parecido… bonita. ¡Qué extraño! Me sentía tan cómoda en su compañía que supe que nunca querría estar sin ella. Todo a su lado era armonioso, sentía sólo paz. Ya no había ningún sobresalto de esos que habían acompañado las complicadas relaciones de los últimos años.
La volví a ver a través del espejo de la sala, cuando pasó como un rayo de sol, tal como el que se filtraba por el balcón, abierto a la primavera madrileña. Sí, ciertamente debía estar enamorada para sentirme tan bien, pero me pareció extraño que ese sentimiento estuviera inundado de paz.
En eso me pregunté qué le diría a mamá, y me dio igual, no tenía ningún deseo de ocultar esta relación ni me planteaba la posibilidad de renunciar a ella.
Pensé que debía sentirme culpable, tal vez pecaminosa. ¿Cómo iba a explicar que ahora vivía con una mujer y no con un hombre, que al fin había descubierto a mi compañera perfecta? Y me sorprendió que no me importara en lo más mínimo, lo que pudiera decir nadie. Más aún, me era imposible sentirme mal siendo que me encontraba tan bien.
La casa ordenada olía a limpio, unas velas perfumaban el ambiente de gardenia, uno de mis aromas favoritos. La música suave que más me gusta flotaba en el aire y el olor placentero de una comida se anunciaba desde la cocina. La luz radiante de las ventanas entraba en mi alma como ella ya había entrado... La volví a ver al pasar por el baño que estaba exquisitamente decorado, invi-tando a relajarse entre sus mullidas toallas y alfom-bras por estrenar.
Su buen gusto era, indiscutiblemente, como el mío. Vi sus ojos reflejados en el espejo y me gustó verla, aunque fuera tan solo por los ojos y el cabello de un color único, sedoso, enmarcando esa mirada de la que yo no podía desconfiar. Aquellos ojos eran amplios, abiertos para mí como un regalo merecido.
Ella parecía no notarme, no hacía ruido, no pedía nada; tan sólo daba la impresión de hacerle feliz mi felicidad. En silencio comprendíamos la sensación de solidaridad y cariño que nos uniría siempre. Cuando fui a la cocina por un vaso de agua fresca y agradable como la atmósfera de la casa, ella pasó ligera por el vidrio reluciente de una vitrina. Todo lo había arreglado con primor.
Volví al salón y esperé a que comenzaran a llegar las llamadas curiosas. Estaba decidida a decirles la verdad: que ahora vivía con una mujer, y que por lo visto, esa era mi naturaleza, ya que me sentía muy bien. Por fin habían terminado los sufrimientos con todas esas relaciones llenas de conflictos, acusaciones e infidelidades.
Me senté al lado del teléfono y pensé en la reacción que tendrían mis demás familiares y amigos. En eso, cuando quise atinar al nombre de mi compañera, para presentarla y rendirle toda mí pausada admiración y respeto a su dulce compañía… no lo pude recordar.
Desconcertada por semejante olvido fui a su encuentro. La busqué por todos lados… y las habitaciones me devolvieron su imagen en cada espejo, en mi propia mirada, en mi reflejo… Sólo entonces descubrí, me di cuenta… que por fin, había aprendido a amarme sin sentir culpa ni vergüenza.
La volví a ver a través del espejo de la sala, cuando pasó como un rayo de sol, tal como el que se filtraba por el balcón, abierto a la primavera madrileña. Sí, ciertamente debía estar enamorada para sentirme tan bien, pero me pareció extraño que ese sentimiento estuviera inundado de paz.
En eso me pregunté qué le diría a mamá, y me dio igual, no tenía ningún deseo de ocultar esta relación ni me planteaba la posibilidad de renunciar a ella.
Pensé que debía sentirme culpable, tal vez pecaminosa. ¿Cómo iba a explicar que ahora vivía con una mujer y no con un hombre, que al fin había descubierto a mi compañera perfecta? Y me sorprendió que no me importara en lo más mínimo, lo que pudiera decir nadie. Más aún, me era imposible sentirme mal siendo que me encontraba tan bien.
La casa ordenada olía a limpio, unas velas perfumaban el ambiente de gardenia, uno de mis aromas favoritos. La música suave que más me gusta flotaba en el aire y el olor placentero de una comida se anunciaba desde la cocina. La luz radiante de las ventanas entraba en mi alma como ella ya había entrado... La volví a ver al pasar por el baño que estaba exquisitamente decorado, invi-tando a relajarse entre sus mullidas toallas y alfom-bras por estrenar.
Feria del Libro en NY Con Elssie y Silvia |
Ella parecía no notarme, no hacía ruido, no pedía nada; tan sólo daba la impresión de hacerle feliz mi felicidad. En silencio comprendíamos la sensación de solidaridad y cariño que nos uniría siempre. Cuando fui a la cocina por un vaso de agua fresca y agradable como la atmósfera de la casa, ella pasó ligera por el vidrio reluciente de una vitrina. Todo lo había arreglado con primor.
Volví al salón y esperé a que comenzaran a llegar las llamadas curiosas. Estaba decidida a decirles la verdad: que ahora vivía con una mujer, y que por lo visto, esa era mi naturaleza, ya que me sentía muy bien. Por fin habían terminado los sufrimientos con todas esas relaciones llenas de conflictos, acusaciones e infidelidades.
Me senté al lado del teléfono y pensé en la reacción que tendrían mis demás familiares y amigos. En eso, cuando quise atinar al nombre de mi compañera, para presentarla y rendirle toda mí pausada admiración y respeto a su dulce compañía… no lo pude recordar.
Desconcertada por semejante olvido fui a su encuentro. La busqué por todos lados… y las habitaciones me devolvieron su imagen en cada espejo, en mi propia mirada, en mi reflejo… Sólo entonces descubrí, me di cuenta… que por fin, había aprendido a amarme sin sentir culpa ni vergüenza.
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